Siento tu perfume, ese olor impregnado en mi alma
como un incienso de amor
que
escondido fuma lunas negras.
Siento tu calor, ese calor que pareciera congelarme
con sus llamaradas de fuego
que
arden sobre el mar.
Y tu cuerpo que, moviéndose,
pareciera bailar sin ritmo
como tratando de alcanzar una estrella fugaz
que
voló sobre los dos esta noche.
Sobre un beso tímido,
entibiando el agua dulce de nuestras bocas
que
se unieron como cadenas.
Sin que nada pudiera separar
estas dos almas que recién comienzan a nacer
en un profundo y eterno amor.
Nov. 1995
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