jueves, septiembre 22, 2011

Vagaje mental politizado

Cuando se hizo el plebiscito de 1988 yo era una niña que poco y nada entendía del contexto político y social de nuestro país. Tenía ciertas ideas basadas en lo que comentaban en casa, pero más allá de eso, no me importaba saber más. Era solo una niña. Con parientes militares pro-Pinochet y otros de izquierda en contra de la dictadura, no eran comunes las conversaciones sobre política porque, obviamente, generaban conflictos y por lo tanto, se evitaban.

Quedó grabada en mis recuerdo la canción del NO y el lema “la alegría ya viene” y el famoso arcoíris característico que adoptó el PPD para la posteridad. Supongo que cuando se hablaba de alegría, era para hacer alusión a lo que llamamos Democracia. Esa Democracia entendida como tener el derecho de opinar, votar, expresar sentires comunes, manifestarse libremente tanto a favor como en contra de las decisiones tomadas por las autoridades. Democracia que no existió durante el tiempo de dictadura, que aunque digan que fue un tiempo bueno en términos económicos comparado con lo que sucedía en los años 70 en Chile, época en la cual se privilegiaba lo “Hecho en Chile” y donde muchos comerciantes tuvieron el peak en sus negocios, socialmente la gente estuvo reprimida, intentando sanar heridas que por lo que se puede apreciar, muchos aún no logran sanar. No pretendo hablar de las atrocidades cometidas, porque sería seguir metiendo el dedo en la llaga, pero sí lo menciono sutilmente porque no se puede olvidar que hubo mucha gente de nuestro país que perdió la libertad de manifestar sus ideas, que no tuvo la posibilidad de crecer con sus familia de origen, que tuvo que irse del país, que ha tenido (o tuvo) que vivir durante el resto de su vida con el dolor de haber sufrido una tortura y lo que es más triste, no tuvo la posibilidad de ver nunca más a sus seres queridos porque nunca más se supo de ellos.

Yo era una niña. Crecí con una familia unida. Puedo decir que tuve una infancia feliz. Crecí bajo el Gobierno de la Concertación con una derecha dolida y una izquierda tratando de cambiar la sensación del país de ese entonces. Tengo la impresión que la derecha de esos años no era tan contraproducente que la de la última década. Supongo que se empezaron a aburrir de no poder tomar decisiones. Y si se mira desde afuera, en cierto modo tenían razón, pero en un país democrático, es la mayoría la que elige a sus autoridades.

Democracia. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales (de acuerdo a definición sacada de Wikipedia).

Actualmente, tenemos un Gobierno de derecha, elegido democráticamente. Me guste o no. La Concerta aburrió a muchos, y otros creyeron en esta “Nueva forma de Gobernar”. No me agrada la nueva forma de Gobernar, precisamente por eso, por la forma. Esa forma autoritaria con aspectos de amedrentamiento constante. Siendo objetiva hay algunas ideas que comparto, pero no me conforma el hecho de saber que se privatizan (o se terminan de privatizar) empresas, la mala gestión inicial para la reconstrucción de las regiones afectadas por el terremoto, la falta de comprensión de las manifestaciones sociales, la falta de criterio al detener las marchas legítimas, la poca empatía con las personas más necesitadas.

Pero lo que más me entristece, es que nosotros, los jóvenes que en esos años de cambio y de sanación social éramos niños y o que ni siquiera existíamos durante el Golpe de Estado, arrastremos discusiones arcaicas y obsoletas. Cuando escuchar hablar de “comunachos” me molesta enormemente, sobre todo porque se manosea el término para referirse a personas que no somos partidarios de lo que propone la derecha actual. No me siento comunista por no ser de derecha, no comparto el comunismo porque creo en el capitalismo. Para la forma de vida que se nos ha implantado en occidente es difícil creer que se pueda revertir la globalización, las redes sociales, tomar Coca-Cola o querer acceder a tener auto solo por lujo. Me ofende la falta de ideas de algunos derechistas jóvenes que pudren las redes sociales con comentarios anticomunistas asociando esta ideología a morirse de hambre, a ser roto o pobre. Más aún, me duele ver que se segrega directamente la ideología política discriminando por “clase social”. Me entristece que se considere que no ser partidario del gobierno actual implique ser anarquista, revolucionario o “encapuchado”.

Somos una generación nueva, con ideas diferentes. Somos de una generación de jóvenes con mejores oportunidades que nuestros padres, con más información externa, pero a veces discrepo de mis pares por la falta de capacidad de análisis, por haber heredado ideas de sus parientes en vez de irse creando el mundo acorde a lo que sucede actualmente. Falta más objetividad para ver los cambios, para enfrentarse a veces a discutir y debatir. Ya no basta con hablar de Allende o de Pinochet. Creo que el tema es otro. Es qué queremos para nuestros hijos y futuras generaciones, qué queremos hacer para generar cambios positivos que permitan lograr la armonía de un país que tiene gente linda que ama su patria, pero que se ve dividida por ideas pasadas, antiguas y poco contemporáneas.



lunes, septiembre 19, 2011

Endieciochada

Día 19 de septiembre. Anoche no fui capaz de salir.

Estuve durante toda la semana a la espera de los asados y empanadas del fin de semana. Tanta era mi ansiedad que programé un asadito en mi casa el jueves. El día viernes, en la pega, nos regalaron una empanada que tuve que comer sentada en mi escritorio. Yupi!! La excusa perfecta para irnos a mediodía y aprovechar toda la tarde en un asado en casa de mis padres. En la noche, a la Fonda con mi amor donde tomamos más que Bob Esponja. 
Sábado madrugando para participa del asado del Condominio, y en la noche asadito en casa de amigos.
Ayer durante el almuerzo, asado por supuesto, mi estómago ya no daba más... 

Anoche no fui capaz de salir.

Confieso que no bailé ni una sola cueca, subí mínimo 1 kg, comí como chanchito, jugué al emboque, comí anticuchos, empanadas de carne y mariscos, tomé vinito y piscola como buena chilena y todavía no he elevado ni un solo volantín. 

Felices Fiestas Patrias a todos.

lunes, septiembre 05, 2011

Monos temáticos


La angustia que nos produce como país la desaparición del avión donde viajaban 21 compatriotas es innegable. Reconozco que solté más de una lágrima viendo las imágenes, viendo las caras y muestras de dolor de aquéllos que compartían el día con ellos y de las personas comunes y corrientes que manifestaban su tristeza a las afueras del canal donde pertenecían 5 de los accidentados. Pero no considero que solo deba concentrarse la información en eso.
Hace una semana no se hablaba más que de la muerte de Manuel Gutiérrez a manos de Carabineros, la renuncia del General de Carabineros, la huelga de hambre de los estudiantes secundarios y de las movilizaciones de los estudiantes por una Educación Gratis y de Calidad…
No sé si es por la falta de acceso a otro tipo de información a través de los medios nacionales o porque somos un país muy pequeño, pero no deja de llamarme la atención lo monotemáticos que somos cuando sucede algo de relevancia.
Mañana comienzan alegatos sobre Hidroaysén, los estudiantes siguen en huelga de hambre, el Presidente volvió a bajar su aceptación en las encuestas, se entregó el asesino del empresario italiano, se esperan respuesta con respecto a la reunión del sábado entre estudiantes y el ejecutivo…

No me siento ajena al dolor de lo sucedido. Me afecta no entender por qué suceden este tipo de cosas, sobretodo con gente que era necesaria en vida. Pero también entiendo que hay otro tipo de situaciones que ocurren en el país y en el mundo. Hablar de un tema hasta agotarlo lo único que logra es que en el futuro se olvide.

Espero que la temprana muerte de los 21 nos ayude a querer más, a entregar más y exigir menos a la vida. Que la fuerza de Felipe Cubillos no se diluya en el tiempo y permita que muchos más abramos los ojos para mejorar este país. Que la simpatía y carisma de Felipe Camiroaga queden siempre grabados en nuestros corazones.

jueves, septiembre 01, 2011

Cíclica

Lo mío es cíclico. Ya lo he discutido con un amigo más de una vez.

Es cíclico. Una vez al año, dos veces al año y sobretodo en los cambios de estaciones drásticas.

Me declaré feliz en algún momento y siento que debo estarlo, sin embargo no me siento completamente feliz. He logrado muchas cosas en poco tiempo, independizarme con mi hija, mi tan ansiada casa está habitada desde febrero, anhelaba un perro que coletea en la casa de mi madre, afortunadamente tengo trabajo y amigas y amigos que me apoyan cuando los necesito.

Ya sé que es cíclico y lo tengo asumido como tal. ¿Cómo hago entender a otros este asunto? No es un tema de estrés (aunque puede que por ahora sí tenga algo que ver), no es falta de cariño, no es falta de plata... pasa por una necesidad interna de sentirme bien conmigo misma.

Cuando yo permito pasarme a llevar en algunos aspectos, me frustro. Me duele el alma, me duele el ego. Ya, digamos que me duele el corazón.

Siento que gran parte de las veces hago las cosas como deben hacerse y cuando no, trato de arreglarlas para que no se note tanto. No me creo con la verdad absoluta, pero intento tener una visión más amplia de lo que ocurre, leyendo, informándome, para evitar hacer comentarios que no conducen a ninguna discusión productiva.

Paso por esta parte del ciclo donde el circulo queda como "guateado", como elipse, alejada de mi centro y de lo que realmente me mueve. Es que me pasé a llevar el alma, y lo peor es que me duele. Y hace días que me duele.

Trato, dentro de mis posibilidades, de hacer bien las cosas. Pero me caigo en tonteras muchas veces. Parezco adolescente quejándome, buscando razones en la madurez. Porque ya no podría decir que me falta madurar. Si ya han pasado varios años y varios porrazos con lo que sí o sí aprendí. Esos porrazos son los que me hicieron así, menos conflictiva, más coherente, más de buscar la palabra por la buena que por la mala, de razones y buscar formas de solucionar los problemas. Antes era una cabra chora. Irreverente. Alegona. Quería cambiar el mundo a mi pinta. He perdido parte de esa esencia, aunque a través de estos medios escritos la mantengo. Eso era lo que más me distinguía por esos años cuando no me importaba nada. Por lo menos mantengo mi sentido del humor.

El ciclo está en su peak. Me duele estar en este punto. No me siento bien, no me siento conforme. Soy demasiado autocrítica y lo reconozco. pero por lo menos lo hago. Sé encontrarme los defectos, porque mi capacidad de análisis interior me supera y me obliga a mejorar los aspectos que considero negativos. Cuando no lo logro, me frustro... y así va el ciclo.

Necesito sentirme feliz. Un abrazo ayudaría bastante y palabras de ánimo para que no me duelan tanto el alma y el corazón.