lunes, marzo 29, 2010

Cuando dejé de creer

Muchas veces soñé en encontrar a ese famoso príncipe azul del cuento de niña... Suena muy repetida la frase, pero estoy segura que por lo menos una vez en la vida, toda las mujeres nos hemos planteado esa idea, utópica, extraña e incluso absurda.
Dicen que las mujeres somos complicadas, que no deben tratar de entendernos sino sólo querernos... Por estos días he resuelto que lo más quiero de un hombre es que me quiera, pero que ese querer implique entenderme, escucharme, admirarme y sentirse el mejor del mundo a mi lado. Y pido esto, porque yo así es cómo quisiera sentirme al lado de él.
He conocido distintos tipos de personajes, y aunque puedo rescatar cosas buenas de cada uno, creo que me será difícil convencerme de que el correcto para mí existe. No me sirve que un tipo me diga que soy la más linda y si se da vueltas a mirar a otras en la calle, no me sirve que me diga que le gusto mucho si a la primera discrepancia se enoja conmigo, no me sirve que me regale flores si las mantuvo escondidas hasta que logró pasármelas...

Dejé de creer... no me bastan las palabras, yo vivo de hechos reales y concretos.
Dejé de creer... después de sentirme estafada.
Dejé de creer... cuando perdí las ganas de seguir luchando.
Dejé de creer... cuando me di cuenta que había creído más de la cuenta.
Dejé de creer... cuando me desilusioné.

Espero recuperar la magia de creer... finalmente eso es lo que nos mueve.

jueves, marzo 04, 2010

Ahora nos tocó a nosotros


Quizás tenía un presentimiento... estuve pateando un post que quería denominar "Cuando las cosas les pasan a los demás". No lo hice porque me dio lata... Ahora nos pasa a nosotros.


Nos conmovimos hasta las lágrimas viendo cómo la gente de Haití sufría por un terremoto que arrasó con todo lo que tenía a su paso. Un país que durante muchos años ha tratado de "domar" a su gente, muchos de ellos analfabetos, sumidos en una pobreza inimaginable para una persona común y corriente de nuestro país. Y aún no teniendo tanto, lo perdieron todo... esperando la ayuda humanitaria de los países vecinos. Muchos niños solos, abandonados, pasando hambre y huérfanos... Todos aportando de una u otra forma a la causa de su reconstrucción...

Y nos tocó a nosotros.

Y ahora yo me conmuevo en ver cómo hay pueblos en Chile que ya no existen porque el mar se los llevó, playas que nos albergaron durante muchos veranos: Dichato, Pelluhue, Cobquecura, Coliumo y tantas otras arrasadas... tantas familias de pescadores que perdieron sus casas y sus fuentes de trabajo. Pueblos convertidos en escombros, palos y tierra.

Tantas familias perdieron sus casas. Edificios completos que están que se caen, otros que se cayeron, por serios daños en sus estructuras. Nuestras casas también se vieron afectadas... y da pena ver cómo ese otro Chile que yo no conocía terminó por destruir todo lo que el terremoto no destruyó. Ese Chile que yo veía cooperar para la Teletón, ese Chile que era tremendamente solidario, que era un ejemplo para los demás países... ese Chile del que ahora me avergüenzo, que nos dejó como el país más ordinario y poco educado de Latinoamérica, gente desgraciada que no piensa en el prójimo y sólo piensa en lucrar o mejorar su estatus robándose plasmas cuando otros no tienen nada que comer, no tienen calzones ni pañales para sus hijos, ni frazadas para pasar la noche en el cerro...

Me da vergüenza decir que soy Chilena al pensar en eso... pero se me quita cuando me doy cuenta que somos un grupo importante de personas que no toleramos los saqueos ni los robos. Que cuidamos lo más importante que tenemos que es la dignidad y las ganas de salir adelante. Que valoramos el esfuerzo y el trabajo.

Podemos echarle la culpa al Gobierno de una mala gestión, tema que comparto absolutamente, pero imagino que nadie imaginó que nuestros coterráneos penquistas iban a actuar de la forma que lo hicieron: una manga de picantes de esa clase social que no tiene sigla ABC1 ni D ni E, sino que simplemente son unos desgraciados, oportunistas y cínicos, esos mismos que van a estar pidiendo la canasta familiar de ayuda, esos mismos que después se van a quejar de que el Gobierno no les da nada... espero que el tiempo les devuelva la mano y paguen su delito...

Me es difícil imaginar lo que es perderlo todo cuando estoy sentada frente a mi notebook, con ropa limpia y comiendo bien. Más difícil es entender que hay personas que ya no estarán más con nosotros, más difícil es creer que todo volverá a la normalidad en poco tiempo... Me aliento sabiendo que mi familia y mis amigos están sanos y salvos, que mi hija está jugando feliz y verla sonreir cada día me tranquiliza el corazón.

No hay mayor impotencia que no poder hacer nada cuando tienes las cosas enfrente. Quiero creer que nunca más se volverá a repetir esta especie de guerra civil por tener más teles, más radios o zapatillas... espero que nunca más me avergüence de la gente de mi pueblo.

Vamos Chile!! Vamos Conce!! Vamos mi gente linda, por aquéllos que mantenemos nuestra dignidad y seguimos luchando por mejorar nuestro país...