jueves, julio 12, 2012

En un segundo


Y pensar que mi post anterior hablaba de los peligros de una mujer al volante...


Una mala maniobra hecha sin premeditación. No lo pensé, estaba pendiente de poder salir del servicentro y cambiarme a la pista de la derecha. No pensé en nada más que eso. Lo autos por fin se detuvieron y me dejaron pasar. Logré cambiarme a la derecha y pasé. Crucé la avenida de 4 pistas con un rojo que nunca vi. Todo pasó muy rápido. Me encontré con una camioneta gigante en mi ventana lateral derecha, por otro lado vi un auto rojo que frenaba para dejarme pasar. Y pasé de largo. Reaccioné solo a seguir avanzando lo más rápido posible para poder salir de este enredo de vehículos.

Todo fue culpa mía. Una volada absurda y sin sentido. Últimamente se me ha hecho costumbre andar en la luna y no darme cuenta de algunas cosas. Lo que más me angustia es que pude no haberlo contado. Dicen que a veces uno se salva por pura “cue’a”. Otros dicen que no tenía pedida la hora. Sea lo que sea, la vi fea pero no tanto porque no choqué, nadie salió herido y no produje el accidente múltiple que en un par de microsegundos pensé que ocurriría. No me asusté, no tuve descarga de adrenalina, no alcancé a reaccionar. Cuando me vi liberada me dio calor… y un tanto de vergüenza; mal que mal cometí LA estupidez más grande que jamás haya hecho en la vida.

No he dejado de pensar en lo fatal que pudo ser. En lo frágil que es la vida. Recién me había despedido de mi hija. Todo había sido normal. Emmm, en realidad lo sigue siendo, con la diferencia que pienso y pienso en mi no fatídico final y que tengo que seguir echándole ficha a esta máquina llamada vida.

Quiero saber que estoy haciendo las cosas como deben ser, quiero aprender a lidiar con mis fantasmas y armarme de valor para hacer entender mis ideas y entenderme a mí. No es el momento de partir aún, falta mucho todavía que recorrer. Aunque me dé una tremenda vuelta en círculo, prefiero gastar la suela que quedarme sentada esperando que las cosas pasen sin mí.