sábado, febrero 20, 2016

Las misas y yo

El título es el tema... tengo un cuento con las misas. En resumen, antes de empezar, me carga ir a misas, no me agrada estar siguiendo un ritual que no me agrada, que no entiendo (que por lo demás no me interesa entender).

He ido varias veces a misa, lo que me ha obligado, aunque suene obvio, a entrar a diferentes iglesias, a algunas más de una vez. Cuando he estado dentro de las iglesias, parroquias, capillas o como se llamen, me dedico a mirar las estructuras, las entradas de luz, las bancas que siempre son de madera y enfermas de incómodas, la decoración, las luces, los Cristos y Marías (a veces también hay Santos) por todos lados, además de los salmos estampados en las paredes. En general están bien mantenidas. Se nota que algunas tienen más presupuesto que otras. Hay unas que son bastante modernas tanto en la arquitectura como en la luminaria (se nota de inmediato) y otras más austeras o bien, más antiguas... Estas últimas me gustan harto más, porque tienen historia, como la Capilla Sixtina en el Vaticano, la Catédrale de Nôtre Dame o du Sacré Coeur en París que hace muchos años pude conocer... Si bien no me gusta entrar a las misas, las iglesias vacías me parecen lugares acogedores y dignos de ser visitados. Cuando he estado en otras ciudades, me llama la atención entrar a iglesias, porque de alguna forma se puede entender la dinámica de un pueblo y sus costumbres eclesiásticas. Recuerdo en una ocasión haber entrado a la iglesia du Saint Jean en Nymes (creo que fue) y quedé pegada con una música de piano de fondo que sonaba. Fue un momento bastante especial para mí, tenía 17 años y nunca he sido cristiana. No niego que existen energías que superan creencias de todo tipo... en esa ocasión, me sentí rara, extrañada de mí misma.

En el viaje al Caribe entramos a una iglesia protestante. Chiquita, un poco oscura, porque estaba sin público. Se cumple la misma tónica de siempre. Butacas, decoraciones en las paredes, diario mural. 

Iglesia en Islas Caimán - EVERYONE WELCOME



        La iglesia de arriba por dentro                        


Volviendo al tema de inicio, tengo un tema con las misas católicas. Son las que conozco, así es que mis comentarios son limitados a esto. Dependiendo del tipo de misa, me preparo sicológicamente para asistir. Cuando son de matrimonio las tolero más que cuando se trata de misas de funerales. Es evidente que en una misa de matrimonio tanto los novios como los invitados estamos contentos, ansiosos por lo que viene después (la fiesta, el cóctel, almuerzo o lo que sea) y se lleva bastante amena la cosa, además que anda todo el mundo arreglado. 

Sea cual sea el motivo de la misa, me he fijado que se hacen unos rituales que detesto, dentro de los cuales están: 

1) Pararse y sentarse a cada rato. No lo entiendo. 
2) Repetir frases después del cura. Nunca entiendo lo que dicen, tampoco sabría en qué momento decir algo... 
3) La famosa paz: No entiendo esa weva' de darse la mano con gente que no conozco o el concepto de hacer la paz con alguien sólo porque sí. Creo que esta parte de la misa es la que más me desagrada. Si puedo hacerme la lesa, lo hago. En los matrimonios es medio difícil arrancar porque es gente conocida... 
4) La colecta. No se supone que las iglesias se arriendan para los "eventos". ¿Por qué entonces pasa una señora pidiendo plata? Conmigo no cuenten para estas colectas.

Cuando he ido a misas de funerales, más bien por acompañar a algún familiar del difunto, me quedo afuera. Podrán decirme en ese caso, que mejor no vaya, pero mi concepto de acompañar tiene que ver con estar ahí, sobretodo para dar el pésame al momento de la salida. Mal que mal, la gente valora la presencia física en las despedidas y a mí también me gustaría que me acompañaran en mi dolor, cuando me pase algo así... Aunque sea afuera.

El asunto es claro para mí. Me carga ir a misas. No me gustan los rituales religiosos de ningún tipo, no entiendo tampoco las creencias en seres superiores, y por lo mismo, si bien entro a participar de los rituales porque soy una persona tolerante y que vive en sociedad, no es algo que me agrade. Con las iglesias en cuanto a su arquitectura y estructuras no tengo problema, es más, puedo decir que me gustan. 
Por estas razones es que cuando me muera, no quiero que me hagan misa. Prefiero una fiesta... Viene en un próximo  post.