martes, junio 26, 2018

Razones de por qué nos mantenemos pobres

Suena duro, pero no me refiero a la pobreza de miseria o vivir con el sueldo mínimo. Defino pobreza como pobreza mental que no tiene que ver directamente con no tener plata, sin embargo se ve reflejado justamente en la escasez. Tiene ver con no ver más allá de lo que nos pasa día a día, de no tener tener visión.

Estuve escuchando un programa en Youtube y me pareció tan interesante que decidí que necesitaba transmitir esta información en el blog y de cómo yo veo esto y de lo que he estado haciendo para mejorar mi vida. Les dejo el link del vídeo AQUÍ y continúa ACÁ << 16 hábitos que nos mantienen pobres.

Un hábito es algo que tú haces repetidas veces hasta que se vuelve automático. Si tienes malos hábitos, los seguirás repitiendo incluso sin darte cuenta. Pero si tienes buenos hábitos, es lógico pensar que obtendrás beneficios de ellos.

¿Por qué nos mantenemos siempre en la misma condición económica? ¿Por qué por más que trabajamos no somos ricos? ¿Por qué nunca logramos llegar con el sueldo a fin de mes? Aquí hay algunas respuestas que pueden ayudar a esclarecer estas preguntas.

- La gente pobre no lee: puede que te guste leer el diario, revistas de moda o cómics, pero en realidad eso no aporta en nada a tu riqueza mental. ¿Cuántos libros lees al año? ¿De qué tipo? No basta sólo con leer novelas románticas o de terror. Si quieres dejar de ser pobre, es importante que te des el tiempo de leer sobre cómo otras personas han logrado ser exitosas, de cómo mejorar cada día, leer sobre otras visiones de la vida, de cómo otros han superado sus obstáculos. Yo he estado leyendo distintos libros sobre auto
conocimiento, sobre hábitos, sobre cómo enfrentar problemas y créanme que me ha ayudado un montón en mi proceso de crecimiento personal. Ojo que puedes encontrar disponibles gratuitamente en PDF en internet.

- La gente pobre no invierte en conocimiento: si no eres capaz de invertir tiempo (no necesariamente dinero) en ti mismo, entonces nadie lo hará por ti. Las empresas pagan cursos a sus trabajadores no pensando en su crecimiento personal, si no en mejorar lo que puedas aportarles a ellos. Si no tienes tiempo de ir a cursos presenciales, escucha audios. Está lleno de seminarios en internet a los que puedes acceder de forma gratuita. Últimamente me he dedicado 100% a "escuchar" vídeos en Youtube aprendiendo sobre cómo ser emprendedor y no morir en el intento y podcasts de hábitos para mejorar tu calidad de vida y optimizar el tiempo. Escucho entrevistas a gente que ha logrado formar sus negocios por internet, personas que han logrado fortunas, y me doy cuenta que esas otras visiones han aportado mucho a darme cuenta de las falencias que he tenido durante todo este tiempo. (Escribí escuchando videos, porque los escucho en el trabajo mientras hago otra cosa). }
Si tienes posibilidades de asistir a seminarios y cursos de temas que te interesen, hazlo.

- La gente pobre nunca tiene tiempo: Hay personas que cuando les preguntas sobre sus pasatiempos, te dicen que no tienen tiempo para eso. O que esperan el fin de semana para ordenar la casa en vez de ocupar ese tiempo en salir a pasear o hacer deporte. Me sumo a los que no nos hacemos el tiempo constantemente para hacer deporte. Con mejores hábitos de sueño, sin perder el tiempo viendo programas de televisión que no aportan en nada, en vez de estar durmiendo hasta tarde el fin de semana, deberíamos ocupar ese tiempo disponible en hacer lo que nos gusta. Durante la semana, si estamos todo el día ocupados en el trabajo que no nos gusta, deberíamos usar el tiempo de estar en casa para mantener ordenado y no tener que ocupar el tiempo de descanso durante un sábado. He leído que las primeras cuatros horas desde que despiertas son las más productivas. Si te levantas a las 2 de la tarde, en realidad no vas a lograr hacer nada que valga la pena. Estoy tratando de levantarme más temprano día a día. Cuesta, pero creo que lo voy a lograr pronto.

- La gente pobre no tiene metas y no planifica: Hay personas a las que si les preguntas qué harán el fin de semana no tienen nada programado. Quizás vean televisión, quizás salgan a pasear, quizás esto o lo otro. No estoy diciendo que haya que tener un calendario para todo, igual vale la espontaneidad, pero es un ejemplo de no tener metas. Si te pregunto dónde te ves en un año más, probablemente me digas que esperas mantener el trabajo y nada más. Es bueno proponerse metas. Les cuento que yo no quiero dedicarme toda a mi vida a hacer lo que hago. No quiero seguir siendo ingeniero durante toda mi vida. Es mi profesión, pero no es a lo que me quiero dedicar. Por ahora es una forma de generar los recursos que me permitirán lograr mi meta (no les cuento aún de qué se trata, porque estoy estudiando día a día). No dejo el trabajo por miedo. Y ese miedo debo perderlo y lo haré cuando sienta que tengo todas las herramientas para hacer lo que tengo en mente.

- La gente pobre ahorra lo que sobra: y como no sobra, no ahorra. ¿Cuántos de Ustedes llega con saldo positivo a fin de mes? Yo por fin, logré hacerlo este mes. Lo encuentro súper triste. Triste porque me di cuenta que tenía una idea aproximada de los gastos mensuales y no con certeza cuánto era lo que realmente podía gastar. A fines del año pude decir adiós a la deuda que tenía con mi línea de crédito y por fin ahora, eliminado seguros innecesarios y algunos pagos invisibles (comisiones por mantención de tarjeta, entre otros) logré llegar con un número azul a fin de mes. Con el tiempo sé que será cada vez mejor. La propuesta del ahorro es vivir con menos. Definir un monto que sea al menos el 10% de tu sueldo y enviarlo a la cuenta de ahorro, a la alcancía, a un fondo de inversión o lo que sea. Pero no lo consideres dentro de tu monto disponible del mes a gastar. Ya verás cómo ese monto irá generando frutos y ¿quién sabe? Podrías irte de vacaciones en verano sin endeudarte o cambiar el auto o comprar un mueble o seguir ahorrando para comprarte una casa.

- La gente pobre usa mucho las tarjetas de crédito: No hay nada malo en comprar un refrigerador o un comedor en cuotas. Pero no es posible que alguien pague una ida al cine o una compra de supermercado básico en cuotas. Eso no se puede ser. Caes en una cadena de deudas espantosa y luego va a ser muy difícil salir. La tarjeta aguanta todo. No pagues el pago mínimo, lo único que haces con eso es pagar los intereses y la deuda sigue creciendo. Me sumo al uso de las tarjetas de crédito, pero aprovechando las ventas sin interés o pagando en una sola cuota.

- La gente pobre tiene muchos gastos ocultos: Hay personas que por la comodidad de tener un supermercado al lado de casa, no cotizan y siempre compran en el mismo lugar. Me he dado cuenta de diferencias importantes en precios de muchos productos que habitualmente en los supermercados de barrios altos son mucho más caros que en los mayoristas o los supermercados de otros barrios. Coticen. Por otro lado, volviendo al punto anterior, no miden el gasto de las comisiones por uso de tarjetas (de grandes tienda por ejemplo)

- La gente pobre ve demasiada televisión: Esto provoca que además se produzcan necesidades no básicas, mediante los comerciales. La propaganda en televisión justamente está enfocada en esas personas pobres de mente que se ven atraídas por lo que ofrece la tele. Pierden demasiado de tiempo al día sentadas frente a una pantalla sin producir absolutamente nada. Algunos llegan a tanto que son capaces de quedarse dormida frente al monitor. La gente rica no ve televisión. Yo no soy rica, pero hace tiempo que dejé de verla. No me interesa perder tiempo en ello. Esto no quita que de vez en cuando pueda ver algún programa puntual. No he eliminado el plan de cable, porque viene asociado al plan de internet de la casa y ése sí que lo ocupo muchísimo cuando estoy en la casa. (Ya averigüé y no logro mejorar lo que tengo contratado).

- La gente pobre no se atreve a salir de zona de confort: No nos gustan los riesgos. Nos cuesta mucho salir de lo que estamos acostumbrados. Nos educaron para estudiar y obtener un empleo. No nos educaron para ser arriesgados, para ser emprendedores e invertir. Sin embargo, hay que aprender a asumir riesgos para salir de donde estamos si no estamos conformes.De a poco estoy armando mi colchón para lanzarme al estrellato jaja. También tengo miedo, pero cada día me voy dando cuenta que ese miedo es el que me frena. Porque hay gastos que tengo que hacer sí o sí y por eso me mantengo en el trabajo en el que estoy. Más temprano que nunca, el momento llegará.

- La gente pobre es tóxica:  Una regla para no caer en la toxicidad es dejar de quejarse. Estamos tan acostumbrados a quejarnos que cuesta salir de eso. Sobretodo a mí que más encima he sido gruñona desde niña. He aprendido a no transmitir emociones molestas y por lo mismo a no compartir con gente venenosa. Las personas que sólo traen problemas a las conversaciones intoxican. También aquéllas que no saben escuchar, que sólo piensan en qué responder cuando les hablas, en vez de poner atención a lo que tú les estás hablando (de esto tratará el próximo post). Son tóxicas las que le echan la culpa de sus problemas a los demás, al gobierno, al vecino, al jefe, etc. Y chao con esas personas que dicen "Estoy bien, pero se me va a pasar". Aunque sea broma, me carga escucharlas.

- La gente pobre no se levanta temprano (no corre para los que trabajan en la feria o similares): Suena el despertador y no nos levantamos de inmediato. Uff qué difícil hacerse el hábito de salir de un salto de la cama con la intención de aprovechar al máximo al día. Esto pasa por falta de metas. En general se da mejor para los que tienen empresas. Quizás la falta de motivación de levantarse (me incluyo) es porque hay que llegar al lugar de trabajo que no nos hace plenamente felices.

- La gente pobre no tiene un círculo de influencia: Si quieres lograr grandes cosas, debes juntarte con gente que te pueda enseñar, que permita llenarte de información de cómo ha logrado el éxito. No dejes que personas que no creen en tus metas te influencien. No sirve rodearse de gente que sólo quiere carretear o que sólo habla de fútbol o que no aporta en nada en tus propósitos de superación y aprendizaje.

- La gente pobre no escucha: Este tipo de personas sólo se preocupa de lo que ellas dicen. No son capaces de escuchar o entender otras opiniones si no se adecuan a sus propias ideas. No le interesa escuchar consejos ni mejorar sus hábitos. No le interesa aprender nada que no sea algo que le sirva para su trabajo puntual. Es difícil tratar con gente que no sabe escuchar, porque no se puede entablar una conversación. Me ha pasado con personas que cuando les hablo cosas que no conocen, no se interesan u opinan cualquier cosa porque no tienen idea y lo peor es que no les interesa saber.

He sido pobre durante mucho tiempo y me cansé. Por eso me gustó tanto esta información. He estado aprendiendo muchas cosas que se ven reflejadas en esto. Quiero ser rica. Y si todo va bien, quizás llegue a ser millonaria. Pensando así, es más probable que ocurra que si no lo creo :D



lunes, junio 18, 2018

Cómo llegué a llenarme de objetos

Salimos de la casa de mis padres en Febrero del año 2011. Un par de años antes ya tenía la idea de mudarme con la Fran, estaba cerca de los 30 años y necesitaba mi independencia. Estuve ahorrando de lo que ganaba en mi trabajo para comprar una casa y se estaba haciendo muy largo el proceso de ahorro. No lograba reunir mucho y veía cómo pasaba el tiempo. Sin embargo, igual me propuse que en algún momento me iba a ir. Empecé a buscar ofertas en internet, busqué muebles y electrodomésticos y fui comprando en la medida que me fuera posible. Como en la casa de mis padres había una bodega grande*, pude ir almacenando estas compras. Logré dentro de poco más de 1 año reunir un refrigerador, un microondas, una lavadora, una mesa de comedor con 4 sillas, una cocina con horno a gas, dos muebles tipo rack, y el verano antes de cambiarme (ya había logrado obtener un crédito hipotecario con ayuda de mi papá) y para la Pascua todos mis regalos fueron para la casa: un juego de vajilla y una batería de cocina, una aspiradora, cubiertos, una panera, un abrelatas y vasos. De mi habitación tenía un mueble tipo sécrétaire que usaba para mi ropa y cositas personales, la Fran tenía su cama, nos llevamos unos veladores, ropa de cama, toallas. Todo lo que se entiende como básico para un hogar. En enero me entregaron la casa y empecé a llevarme las cosas de a poco. 

(*bodega grande: está llena de cosas que alguna vez podrían servir... es de familia el tema de la acumulación o del "atesoramiento de recuerdos") 

Y aquí parte la historia...

Si bien junté lo necesario para poder comenzar nuestra vida en la nueva casa, partí cometiendo un gran error, que sólo ahora, después de muchos años logré visualizar. Aparte de lo mencionado anteriormente, que era lo BÁSICO, también me llevé una elíptica, todos los archivadores que tenía con apuntes de la Universidad (ya había salido hace 3 años) y jamás los había usado, pero pensé que alguna vez podrían servirme*. Compré ofertas de utensilios de cocina, de baño, alfombras, cubrepisos, cuadros, espejos, etc. Todo iba relativamente bien hasta que de repente me empezó a faltar espacio para almacenar y compré un clóset usado a una amiga, adapté un espacio pequeño bajo la escalera* que se convirtió en clóset con repisas, hice otro pequeño clóset en el segundo piso para guardar más cosas. Siempre me quejé de que la casa tenía pocos espacios para almacenar. Nunca pensé que lo que pasaba era que tenía muchas cosas y que no necesitaba tantas. Compré un sofá de 2 cuerpos, luego un sofá de 1 cuerpo, luego X me regaló el compañero de ese sofá individual y se llenó el espacio destinado al living comedor. Cabe detacar que además mi casa en ese tiempo sólo tenía 29 m2 disponibles en el primer piso y lo mismo en el segundo, por lo que como comprenderán, el espacio era mínimo y estaba todo LLENO. Me pasaba a menudo que decía "este fin de semana tengo que ordenar". No iba a almorzar con mis papás porque estaba ordenando. No salía durante un fin de semana porque tenía que "terminar de ordenar". Le decía a mi nana que no tocara nada "porque estaba ordenando" y eso implicaba no hacer aseo en ese lugar. Cuando entraba alguien a la casa les decía "disculpen el desorden, es que estaba ordenando". Ufff!!! ahora que lo recuerdo, fue realmente AGOTADOR y lo encuentro tan absurdo. 

La constructora: Se me ocurrió emprender con una pequeña constructora y lamentablemente no tenía ningún espacio donde almacenar las cosas que sobraban de las pequeñas obras. Adivinen dónde terminaron: en mi casa. En el patio, en la pequeña bodega armable que tuve que comprar para seguir guardando más cosas. Había materiales de construcción, maderas, metales, herramientas, pinturas, etc. Un desastre. Para más remate, tenía dos perras que dejaban la cagada en el patio, hacían hoyos, destruían todo, por lo que vivir en mi casa se volvió muy cansador. El sueño de mi casa linda y ordenada nunca pudo ser. Además que invité a vivir conmigo a X lo que duplicó la cantidad de cosas almacenadas y el desorden era permanente. Decidí cerrar la constructora y poco después X por fin se fue de la casa (fue un gran error haberlo invitado), eliminé parte de los materiales que estaban en el patio, corté las maderas para transformarlas en leña, vendí baldosas, pinturas, fieltro, etc y logré un estado de paz... pero no acabó el desorden. 

La casita de cumpleaños: Después del fallido emprendimiento de la constructora, seguía con ganas de tener un negocio y un día que fui a buscar a mi hija a un cumpleaños, me dijeron que la casita estaba en venta, que la dueña vendía el negocio con llave en mano (el negocio, no la casa). Tiempo atrás había pensado que podía ser un buen negocio y me conseguí la plata y lo compré. Partió todo súper bien, me generaba buenas ganancias al comienzo. Quedé sin trabajo poco después de haber comenzado con este negocio, me dediqué al 100% durante 6 meses y me di cuenta que no era tan rentable como esperaba, al menos no me permitía vivir (afortunadamente el despido me permitió tener un monto de plata asegurado cada mes). Aquí también cometí errores, porque compré muchas cosas que servían para decorar, pero me excedí. Para poner un número, creo que ocupé 1/8 de las cosas que adquirí pensando en decoración: washi tapes, papeles de regalo, cintas, blondas, papeles decorativos, stickers, frascos, etc. El negocio funcionó bajo mi administración no recuerdo si 2 o 3 años. Lo cerré en diciembre del año 2016. Hice una venta de bodega extendida durante casi 1 mes. Vendí CASI todo. El mobiliario se fue rápido, incluidos los juegos, las pelotas de la piscina, cortinas, bancas, microondas, refrigerador, estufas, etc. Todo eso fue fácil de vender. Sin embargo, me costó vender las decoraciones pequeñas y tuve que llevarme todo lo que sobró para mi casa. En enero del año pasado volvía a tener una casa y una bodega repleta de objetos. No había dimensionado que dentro de todo lo que tenía que llevarme habían tarros de pintura, sprays de colores, herramientas, manguera, bidones de parafina, ampolletas, manteles, disfraces, muebles, cajas plásticas, lámparas de papel, piñatas, etc. Me negaba a regalar las cosas, porque quería recuperar parte de la inversión. No podía sólo entregarlas. De a poco vendí varias cosas, pero hasta antes de la ampliación de mi casa (fue en diciembre 2017- enero 2018), todavía tenía muchas cosas en la bodega. Me armé de valor y empecé a regalar algunas cosas. Tuve casi 1 año un montón de piñatas guardadas en la bodega, hasta que ya no pude más y las regalé. 

La venta de ropa usada: Aquí la terminé de embarrar. Siempre he vendido la ropa que dejo de usar. Lo hacía cuando estaba en la Universidad. La embarré cuando ofrecí vender ropa de otras personas. Me llené de sacos con ropa en la casa y la bodega (pobre bodega). Pude vender varias cosas, pero no a un ritmo que permitiera liberar el espacio de forma rápida. Tuve un maniquí en el living durante varios meses, las bolsas con ropa debajo de la escalera (otro espacio distinto al otro que mencioné antes). Y en un momento colapsé y decidí devolver la ropa a sus dueñas y REGALÉ casi toda la mía que tenía para vender. Recibí algunas plantitas a cambio... 

Y así parte esta nueva historia...

La nueva historia parte hace proximadamente 7 meses cuando decidí hacer la ampliación de mi casa y a la vez decidí que no estaba dispuesta a llenar esta nueva casa con las mismas cosas que no me gustaban. Tomé conciencia de lo mal que me hacía tener tanta acumulación. Escribí sobre esto hace un par de meses. (Revisa aquí).  Me negaba a aceptar que había cosas que no necesitaba. Mis pensamientos típicos eran que podrían servir alguna vez. ¿Cómo las voy a botar si están buenas? Me costaron caras. Está nuevo, no puedo botarlo. Etc. ¡¡Y no!! no sirvieron, no servían y no van a servir, al menos a mí no.


Esta nueva historia, es un cambio radical a ese estilo de vida que me tenía enferma. En ese clóset que tenía bajo la escalera ahora tengo un baño. En el clóset del segundo piso, guardo sábanas y toallas y ahora me sobra espacio. Eliminé (vendí) un estante que usaba sólo para adornos, vendí una cajonera que usaba en la leñera para guardar porquerías que nunca sirvieron. Desarmé un estante en la leñera donde tenía muchos tarros de pinturas y otras cosas sin uso. Vacié 7 cajas plásticas grandes, vendí/regalé casi todo su contenido y las mismas cajas también. En resumen, me he desecho de muchos objetos que hasta hoy no he vuelto a necesitar y tampoco me hubieran servido. ¡Quemé mis diarios de vida! Alguna vez pensé en cuántos kilos he sacado de "peso" de mi casa y estimo que puede ser al menos una tonelada.


El gran paso ya lo di. Aún sigo dándome cuenta de lo que sobra en casa. Hemos estado "vaciando" mi clóset y el de mi hija. Lo rico de todo es que si bien soy yo la que ha tomado este camino, se contagia. La Fran también tomó conciencia y ahora aporta al orden de la casa.

Tenemos ciertas "reglas" que ayudan a no acumular y que les cuento a continuación:

- Si entra algo nuevo, debe salir algo viejo
- No tendremos nada repetido
- No se compra nada a menos que sea necesario para algo en particular
- Si podemos conseguir algo prestado para alguna actividad en particular, no compraremos 
- No guardaremos nada que no tenga utilidad inmediata en el corto ni el mediano plazo
- No guardaremos cosas que no nos gustan
- No compraremos ni comida ni cosméticos hasta que lo que hay se acabe (o esté a punto de acabarse)
- Dormiremos más horas
- Ordenaremos justo después de desordenar

Son reglas super fáciles de cumplir y súper lógicas. Sin embargo, cuando has estado mucho tiempo  viviendo bajo cierto estilo de vida, hay que adaptarse y generar nuevos hábitos (post de los nuevos hábitos aquí). 
   



Ésta es mi historia de la acumulación y de la desacumulación. Como ven, fueron años de errores de acumulación involuntaria. Sin ningún conocimiento sobre miimalismo partí deshaciéndome de cosas. Le llamé desapego en su momento. Una amiga me mostró a Marie Kondo y de ahí en adelante empecé a averiguar sobre minimalismo, orden, hábitos y he logrado cambios profundos a nuestra forma de vivir, en poco tiempo. Ojalá les guste esta historia y se motiven a mejorar su calidad de vida si están sumergidos en la acumulación progresiva involuntaria. Creo profundamente que nadie quiere ser acumulador. Es algo que pasa y no nos damos cuenta, por eso con esto pretendo dar un remezón a quien le sirva y un empujoncito ayudarlos a sentir que sí se puede.