Se cortó la luz en la oficina
temprano en la mañana. Antes que llegáramos a trabajar. Llegamos y obviamente teníamos ganas de tomar café.
La señora de la casa del cuidador tenía agua hervida en una olla… Y paf. Me acordé que tengo que comprar una tetera.
"Cuando estaba en scout, me
fascinaba ir a los campamentos, sobre todo al de verano porque nos
desconectábamos de todo. No había tele, ni radio, ni luz, ni agua, no se usaban
los celulares y aunque hubiera, siempre eran en lugares alejados donde no
llegaba señal. Mi hija estuvo este verano en un campamento así, y volvió feliz.
Cualquiera podría pensar que se va a sufrir a estos lugares, pero en realidad
la riqueza que se logra en el espíritu es impagable. La conexión con la
naturaleza es maravillosa, se disfruta de las estrellas, de una nube tapando el
sol en un día de calor, del canto de las aves, del sonido de un río, del
crepitar de un leño en la fogata. Luchábamos contra coliguachos, polvo suelto,
la lluvia espontánea que hacía correr a todo el campamento para cubrir las
cosas, cocinábamos lo que había o lo que iba quedando. Aprendimos a vivir en
una situación diferente a lo habitual".
La mina cuática. Solo con un corte de luz, me puse reflexiva. Me acordé que debo comprar una tetera para tener en caso de emergencia. Y también me acordé que hay que saber vivir con menos.
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