Por estos días siento que se abrió la caja de Pandora. Me negué por mucho tiempo a ver la realidad en la que estaba inmersa, probablemente porque era más cómodo seguir estirando el chicle que cortarlo de golpe. También pudieron ser algunos temores.
Se abrió la caja de Pandora y me está dando rabia, a veces me da pena. Pero creo que por ahora es más rabia que pena. No es rabia con ira, sino rabia por no haberme enfrentado antes a todo lo que estaba pasando. Debí haber frenado las cosas hace mucho tiempo. Cuando sentí que estaba dejando de ser la que fui, la que en esencia sigo siendo. Me doy cuenta que no era amor. Solo costumbre y una necesidad infinita de sentirme acompañada. Negación. Mal.
Me empecé a dar cuenta que estuve dentro un huracán viendo cómo todo giraba a mi alrededor rápido, brusco sin salirme de ese agujero que lo único que me estaba haciendo era daño.
Me empecé a dar cuenta que estuve dentro un huracán viendo cómo todo giraba a mi alrededor rápido, brusco sin salirme de ese agujero que lo único que me estaba haciendo era daño.
La caja abierta me muestra mis debilidades, lágrimas que inundan todos los malos recuerdos, gritos desgarradores de angustia e impotencia, dolores punzantes, algunas risas de dicha que no me convencen...todo me lleva a sentir que estuve equivocada.
Creo que es necesario que la caja se mantenga abierta hasta que por fin pueda eliminar todo lo que se pudrió dentro. No obtendré nada a favor si la cierro, sería seguir negando... a esperar.
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