He vivido rodeada de antigüedades. La casa de mis padres se decora con variados artículos que fueron heredados de la visabuela. Dicen que fueron adquiridos en remates y tiendas de menaje durante los años 30 en adelante, por lo que el valor histórico y emocional está por sobre cualquier valor comercial que se les pudiera dar en algún momento.
La mesa de comedor que se usa solo en ocasiones especiales está impecable, lisa y sin rayas. Los muebles son de caoba y otras maderas nobles. Los bronces y plaquets abundan y los floreros, candelabros y jarrones son un deleite visual para quienes gusten de este tipo de adornos.
La convivencia con este tipo de piezas y accesorios me generaron en un momento de mi vida una cierta aversión a las cosas antiguas y juré que mi casa estaría compuesta de artículos minimalistas, sin mucho retoque y ojalá lo más moderno posible. Por la boca muere el pez. Mientras busco cómo decorar mi casa, evoco de una u otra forma los colores y formas de mis "paisajes" interiores referidos a mi casa materna.
Colores café caoba, castaños y ébano son mis preferidos al momento de elegir los muebles, sin querer los convertí en los tonos de decoración para mi hogar.
Paseaba hoy por la feria de antigüedades de la Plaza Perú, en los alrededores de la Universidad de Concepción. Muchas de los objetos que están a la venta son similares a los que me han acompañado durante años. Palmatorias y candelabros de bronce, botellas translúcidas en tonos verdes y cafè, tocadiscos y vinilos, planchas de acero, monedas, estampillas, lámparas de lágrimas de vidrio, jarras de acero enlozado y cuadros con fotos del antiguo Concepción, pósters de íconos como Che Guevara, Charles Chaplin, Elvis, entre otros y entre muchos articulos que se han convertido de culto como antiguas radios, màquinas de coser o aunque suene extraño, cassettes.
La feria es un paseo por la historia, es difícil conocer la procedencia de estos objetos, pero permiten imaginar como vivían nuestros predecesores. Estuve preguntando precios y éstos son variables, dependen del valor que el vendedor le dé.
Finalmente, empiezo a entender mi gusto por las antigüedades. Cuando se ha compartido con ellas pasan a formar parte de tu estilo sin querer queriendo.
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