miércoles, agosto 04, 2010

Musculines


Hace años que voy al gimnasio. Habitualmente lo hacía por las mañanas, después de ir a dejar a mi hija al colegio, e imagino que varias de las mujeres que íbamos a esa hora hacíamos lo mismo. Mi trabajo actual no me permite ir en las mañanas y por tanto, voy después de la pega.

No hace mucho que estoy en mi actual gimnasio… y lo simpático de ser “nuevita” es que día a día voy descubriendo a personas que no veía hace mucho tiempo porque les perdí el rastro. Reconozco que en ciertas ocasiones no me gusta conversar mucho porque no voy a hacer vida social, sino a relajarme en silencio, en un estado de trance que conjuga fuerza de voluntad, fuerza física y respiración. Por lo que puedo darme cuenta, somos varios en esa onda en todo caso.

Lo que me ha parecido más curioso, y digo curioso porque no sé si es en el ambiente que yo me muevo no hay este tipo de personas tan asiduas a cultivar el físico, es ver a esos tremendos hombres, con tremendos brazos, tremendos hombros, tremendas espaldas cuyo tamaño de la cabeza no acompaña. No es en todos los casos, pero hay especímenes que son así y no dejan de parecerme un poco deformes.

Recodaba mis tiempos mozos de músculos marcados. Hace meses que no dedico tiempo a mi físico, he tomado la decisión de volver a retomarlo, consciente que me va a costar un poco más porque a los 30 años no es tan fácil eliminar las grasas acumuladas como cuando tenía 27. Es increíble y un poco desolador darme cómo mi cuerpo ha mutado… es la edad, pero no me va a ganar. Lo voy a lograr.

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