Me agrada bastante vivir en condominio, sobretodo porque siento seguridad cuando debo salir y la casa queda sola. Mis vecinos son agradables, hay hartos niños. Mi casa está frente a la plaza de juegos, por lo que es habitual tener mi antejardín lleno de niños y tocando la puerta casa vez que ven el auto estacionado afuera buscando a mi hija.
Lo estresante es el colegio que queda al lado. Siempre tuve claro que tendría que escuchar el timbre, el ruido de los partidos de fútbol y el sonido estilo enjambre a la hora de recreo. Eso siempre lo tuve claro. Pero no se me ocurrió pensar en lo complicado que se volverían las salidas de mi casa por las mañanas, puesto que los padres de los alumnos no respetan el símbolo NO ESTACIONAR NI DETENERSE que existe para que los residentes de este sector podamos circular libremente y más aún, salir del condominio libremente.
Mi molestia diaria es con lo desubicados que son muchos en no respetar a los vecinos de los colegios (y cualquier institución). Lo mismo, imagino debe suceder con todos los vecinos de colegios en distintas partes de la ciudad. Los padres no respetan a nadie, solo importa su fin, que es dejar a sus hijos en el colegio. Callampa si hace taco. Y no solo es en las mañanas, también ocurre a la hora de salida, donde muchas mamás sin apuro se quedan conversando mientras sus autos están mal estacionados.
Así y todo, me agrada vivir en mi casa, me gusta tenerla impecable.
En la entrada dice WELCOME, pero confieso que no me gusta que toquen la puerta con más de 3 tocs seguidos. De a poco me armo de paciencia, pero para algunas cosas, simplemente no la tengo.
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