Tengo 32 años. Quedé embarazada a los 22. Estudiaba en la Universidad y no estaba dentro de mis planes ser mamá, porque tenía sueños y planes para el futuro, distintos a los que he vivido pero que a fin de cuentas, han sido más buenos que malos. Mi familia quedó sorprendida por este embarazo. No es para menos, mis padres se esmeraron en advertirnos, a mis hermanas y a mí, sobre las consecuencias de no cuidarnos. La información siempre la tuve, no fue por falta de educación. Tuve educación sexual en el colegio, aunque fuera en términos biológicos. Mi decisión al momento de conocer mi embarazo fue decirle que sí a la vida. Acepté mi embarazo con altura de miras y me preocupé que no fuera un secreto, porque no me avergoncé jamás. Reconozco que asumir la maternidad, una vez que nació mi hija, fue difícil, pero gracias a la ayuda de mi familia, mi madre por sobretodo, mi hija creció rodeada de amor, preocupación, cariño y muchos estímulos. Es una niña de 8 años muy inteligente, llena de vida, gimnasta y muy cariñosa. No me arrepiento de haber optado por la vida.
Hablo optar, pues se me dio la opción de elegir. No era independiente de ninguna forma. Ni económica ni emocionalmente. Me ofrecieron ayuda, me comprometí a terminar de estudiar, a salir adelante. No iba a abandonar la carrera por ningún motivo. Mi nuevo futuro no se veía tan truncado. Solo iba a ser diferente. Hoy, vivo con mi hija, en una casa las dos, mantengo la casa y se ha vuelto mi prioridad número uno desde el momento en que decidí independizarme de la casa paterna.
Pero...
Me pongo en el lugar de aquellas mujeres que no quieren optar por la vida simplemente porque no les interesa ser mamás, porque no se lo buscaron siendo víctimas de una violación, porque no tienen la edad suficiente para aceptar una maternidad, porque sus hogares no permitirían un nuevo miembro, porque no tienen casa, porque son drogadictas...
Ser madre es una linda experiencia, pero pucha que cuesta, cuando no se tienen los medios, cuando no tienes quien te ayude, cuando tienes que trabajar y nadie puede cuidar a tu hijo, cuando estás en un lugar en donde tu hijo se expone a ser maltratado. Menos mal, a mí no me ha tocado pasar tan malos ratos, porque siempre he tenido apoyo de mi familia... y eso que es solo una.
Conocí un caso muy triste en que la madre esperaba un bebé que venía con el cerebro malformado, abierto. Sin posibilidad de vida al nacer. La madre tuvo que esperar a que pudieran hacerle una cesárea hasta los 6 meses de embarazo, para sacar a ese bebé que falleció pocos minutos después de nacer. Uds. dirán, por lo menos nació. Sí, nació, pero la angustia de la madre y de la familia a la espera de ese nacimiento no se la doy a nadie. Espero que jamás tenga que pasar por algo así. Me pongo en el caso y déjeme decirle, que si el aborto con fines terapéuticos se aprueba en este país, no dudaría en realizarlo.
No logro entender a esas personas que defienden al embrión por sobre la vida de una mujer. Una mujer que ha vivido todo un proceso de vida, que ha tenido logros, otros hijos, familia y amigos, no se le da la posibilidad de seguir viviendo porque un feto ha decidido quitarle la posibilidad de hacerlo. ¿Prefiere dejar a una familia sin su madre por salvar a un feto inviable? Eso no lo logro entender. Si tengo cáncer y estoy embarazada, el feto no soportaría el tratamiento. ¿Lo matamos con el tratamiento o lo sacamos antes? Yo sinceramente, prefiero sacarlo antes.
Considerando los dichos de la ex vocera de Gobierno, déjeme decirle que mi cuerpo es mío, mío personal e intransferible. Y como es mío, siento que tengo derechos sobre él. Con este tipo de pensamientos, siento que no tengo derechos, que no saco nada con intentar mejorar cada día, porque a vista de cierto grupo de personas, que lamentablemente tienen poder en este país, soy un envase retornable, un mero objeto de reproducción que obedece a las leyes de la naturaleza.
En este país de cínicos, se decide sobre los cuerpos de las mujeres de forma arbitraria, se arma polémica por una pastilla del día después, se habla de adopción como si estuviera lleno de personas afuera del hospital esperando a que si no quieres a tu guagua te la reciben encantados (que más encima el trámite es largo y engorroso), obligan a ser madres a niñas de 12 años porque un supuesto Dios así lo desea... déjeme decirle que no estoy de acuerdo.
Que me hablen de condones, de pastillas anticonceptivas, de sexo seguro, de lo que se les ocurra. Toda esa chaya ya me la sé de memoria. Lo que me importa y lo que creo justo, es que nos dejen decidir sobre lo que queremos vivir, que no nos obliguen a ser madres si no queremos serlo, que no nos obliguen a morir por salvar a un feto inviable. MI CUERPO ES MIO, MI VIDA ES MIA Y YO DECIDO QUÉ HAGO CON CADA UNO DE ELLOS.
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