Es una costumbre y gran parte de
las veces es una obligación. Salir de cuarto medio y buscar trabajo, salir de
la Universidad o Instituto a buscar una oportunidad en el mundo laboral. Para
muchos se trata de esperar que ese dueño de empresa, gerente o reclutador de
personal se interese en tu Currículum. No hay nada más cliché que la frasecita
"Te llamamos", pero curiosamente siempre la ocupan, no sé si por
muletilla o por dar algún grado de esperanza al postulante. Angustia. No
sabemos si cumplimos con el perfil, quizás las pretensiones de renta eran muy
elevadas, dudamos de lo que somos capaces de entregar y hasta pensamos en
rebajar el valor de nuestra oferta, por temor a dejar pasar el puesto de
trabajo ofrecido.
Nuestros discos duros están
programados para encontrar trabajo. Obviamente es más estable tener un sueldo
fijo mensual con la salud y la pensión futura aseguradas de alguna forma, que
vivir como trabajador independiente viviendo de trabajos esporádicos que no
dependen de uno, sino de los clientes. Uno de los factores determinantes a la
hora de decidir emprender es el miedo a no saber cómo nos irá, de no saber si
va a resultar la nueva idea, si el negocio se ajusta a las necesidades del
mercado... traducido finalmente en no poder costear los gastos fijos tanto de
la empresa como de la familia.
El miedo me ha frenado muchas
veces para tomar la decisión de emprender. Mantener mi casa, pagar un
dividendo, las cuentas, la bencina y comer son mis principales necesidades.
Todo lo demás puede esperar. He estado venciendo el miedo día a día. Me decidí
a formar mi propia empresa, una empresa individual con responsabilidad
limitada, de esta forma no pongo en juego mis bienes personales en caso de que
no funcione. Ya he realizado mis primeros servicios profesionales y eso me
tiene motivada a seguir. No puedo considerar por ahora dejar de hacer lo que
hago como trabajadora dependiente, porque con el sueldo mensual costeo mi
vida... pero más adelante, cuando mi empresa tome fuerza, quiero dedicarme 100%
a ella. Estoy consciente que tomará tiempo pero tengo fe en que va a salir todo
bien.
Me han tildado de
"valiente", eso me demuestra que a muchas personas les da susto
emprender. No soy la única. Vencer ese miedo es lo importante y lo estoy
logrando.
Hace unas semanas fui a un taller
que me gustó mucho. Trataba como tema esencial la forma en cómo nos ofrecemos a
las empresas, de cómo nos vendemos como producto. Más que mostrar un CV uno
debe ser capaz de mostrar a quien nos entreviste de qué somos capaces, qué
estamos dispuestos a entregar y a sacrificar, cuáles son nuestras fortalezas y
qué es lo que queremos lograr. Un ejemplo que dio la coach: "Si un
reclutador tiene 10 CV de Ingenieros Comerciales, ¿por qué debería escoger a
uno y no a otro? ¿Qué es lo que diferencia a una persona de otra, con un mismo
título y misma formación?" Es la esencia de cada persona la que la hace
única. Si logramos descubrir cuáles son nuestras virtudes más poderosas y
notorias y les sacamos partido, podemos lograr mucho más que alguien que se
amolda al resto.
Buscando pega o creándosela uno
mismo, lo importante a fin de cuentas en hacer lo que nos gusta y lo que nos
hace felices. No se trata de vivir para trabajar, sino de trabajar para vivir. Si
ese trabajo nos hace felices ya que pasamos gran parte de las horas de nuestras
vidas haciéndolo, podremos transmitir a nuestros seres queridos esa felicidad,
la plenitud de sentirnos bien en lo que hacemos. Si amamos lo que hacemos, lo
haremos bien.
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