Me pregunto en qué minuto dejé que pasara todo lo pasó.
Siento que dejé de ser la de antes.
Solía discutir por los derechos de las mujeres y me enervaba cuando algún pelotudo hacía algún comentario de mal gusto. Era normal enojarme cuando me sentía pasada a llevar y no permitía abusos de ningún tipo.
Era una mujer llena de energía que gozaba con karaokes y los aplausos espontáneos.
Tenía tantas ilusiones en la casa propia, el perro y el patio... llegó un momento que descuidé mi propio hogar y parecía un bazar.
De repente ya no vestí más colores vivos y no me sentí más tan atractiva como me sentía cuando era más joven. Incluso llegué a pensar que estaba haciendo mal algunas cosas... y me reprimí.
Y dejé de hablar de algunos temas.
Dejé de soñar con viajes, salidas, paseos. Me enfoqué solo en el trabajo y en la casa.
Se me olvidó lo importante que es para una hija que su madre esté presente en su desarrollo.
Incluso olvidé que el amor es un sentimiento voluntario y que nace del corazón, no de la conveniencia.
Ya no escribí más mi blog. Dejé de analizar a la gente como lo hacía antaño. Me empezó a importar lo que opinaran los demás de mí. ¿En qué momento permití que esto pasara? ¿Por qué?
¿En qué momento de mi vida dejé de ser yo?
¿Cuándo perdí el rumbo de todas las expectativas que quería lograr en el futuro?
¿Por qué dejé de querer maquillarme?
No quiero dejar de creer en lo que creo.
Basta. BASTA!
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