De acuerdo a Wikipedia, la doble presencia es un concepto utilizado en
sociología del trabajo y en los estudios de género para definir el doble papel
que desempeña la mujer como dueña de casa y como trabajadora asalariada. De
esta forma, la figura de una mujer que además de preocuparse por rendir bien en
su trabajo, debe mantener en orden las tareas del hogar y satisfacer las
demandas de sus hijos y su pareja. Se pone énfasis en que la doble presencia
afecta principalmente a las mujeres por sobre los hombres, debido a que estos
últimos de acuerdo a las estadísticas no ha tomado un rol a la par con la mujer
con las labores domésticas, salvo casos excepcionales.
Cuando las labores domésticas quedan relegadas a una persona que trabaje
en el hogar (nana u otra) y reemplace a la mujer en las labores domésticas, la
carga de la doble presencia se ve disminuida, puesto que se aminora. Se ha
destacado que la presión mental por la doble presencia en las mujeres difiere
según el estrato socioeconómico al que pertenezca y también la influencia en el
estado de salud en las mujeres ocupadas es peor cuanto mayor es el número de
personas en su hogar.
De este tipo de exigencias, se habla poco en las empresas. Por lo menos
yo no he escuchado nunca este concepto en las empresas donde he trabajado y
tampoco sobre los beneficios que debieran recaer sobre las mujeres que tenemos
hijos pequeños que requieren atención cuando se enferman o cuando tienen actos
en el colegio, por poner ejemplos simples, pero que pueden llegar a ser muy
importantes cuando suceden. Son cada vez menos las ocasiones que tenemos como
mujeres trabajadoras de estar con nuestros hijos y dedicarles todo el tiempo
que se merecen y por lo mismo, el hecho de no estar en casa y tener que de una
u otra forma que manejar los asuntos desde “afuera” generan una mochila de
quehaceres que no se notan a simple vista, pero que existen. Salir del trabajo
para ir a comprar al supermercado, a una librería a buscar algo para la tarea
del colegio, ir a la farmacia por algún remedio… Por lo menos a mí no me da el
tiempo para ir al gimnasio (como tanto quisiera) ni para sacar a pasear perros.
Este concepto de doble presencia lo siento cada vez que se me juntan
varias cosas personales con las profesionales y siento que lamentablemente no
hay mucho que hacer para poder revertir la situación. Muchas mujeres
trabajadoras debemos rendir el 100% en el trabajo y tener la menor cantidad de
problemas ajenos a la empresa posibles… esto es para poder mantenernos en
nuestros cargos y no peligrar el trabajo.
Estudios demuestran que la doble presencia se puede transformar
también en una doble ausencia, lo que produciría la sensación de no tener
suficiente atención a ninguno de los dos ámbitos, ni laboral ni familiar, lo
que podría provocar frustración o estrés.
Es importante tener gente en la que apoyarse para poder tener menos
carga y esta doble presencia no se haga tan intolerable. La pareja en este
sentido debiera cumplir un rol fundamental. Si bien los hombres chilenos están
cada vez más abiertos a cooperar en las labores del hogar, aún estamos a una
distancia importante de que los roles impuestos socialmente queden en un
paralelo.
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