Ser escéptico o incrédulo en un mundo donde las religiones forman parte de las culturas de los países, resulta para muchos ser incomprendido. Desde los inicios de la vida del ser humano en la Tierra, éste ha tenido la necesidad de explicarse lo que sucede a su alrededor y de modo de entender algunos fenómenos naturales llamó a cada uno de ellos bajo el nombre de una deidad.
Cuando se crece en un medio que ofrece una alternativa de creencia desde la infancia, suele ser difícil modificar ciertas nociones de la vida después de haber escuchado el mismo discurso de forma permanente y constante.
Teoría de los Sistemas vs Religión ¿Es posible?
Al estudiar la teoría de los sistemas, se me ocurrió como analogía de sistema cerrado una cultura o creencia. Puede parecer muy ofensivo para algunos definir a una religión como un sistema cerrado, sin embargo, bajo un punto de vista sin sesgo ni fanatismo, sería posible establecer un paralelo entre el funcionamiento de una religión con una organización que tiene su forma de operar definida, con fuertes resistencias al cambio y poca iniciativa de asumir riesgos. Cada religión tiene sus propias definiciones de Dios y tiene ciertos criterios que deben seguirse o asumirse siempre de la misma forma. Quien sea considerado parte de una religión, cuando se ha opuesto a sus mandamientos básicos se transforma en hereje a vista de sus fieles.
Y así como cada religión tiene sus propia noción de divinidad, también cada una da valor a la vida de forma diferente. Por ejemplo, siendo o no creyente, a los occidentales nos resulta difícil comprender a esos grupos de medio oriente que no otorgan los mismos derechos en materia de derechos humanos a las mujeres o que su intenso fanatismo permite la muerte de personas en el nombre de su Dios, ya sea por medio de atentados suicidas o lapidaciones como castigo. Por ello, podría decir que en un sistema cerrado como una religión y sus fanáticos no están dispuestos a recibir otras ideas que no sean las que están establecidas en la Biblia, Corán, antiguo y nuevo testamento y otros. Por otro lado, tan fuerte es la intervención de la Iglesia Católica en nuestro país, por más que se diga que no interviene directamente, y de otra mayoría de Evangélicos, es que no se permite "conversar" abiertamente de temas como el aborto, aborto terapéutico o el matrimonio homosexual. De acuerdo a las creencias de estas Iglesias de connotación cristiana, la vida se genera al momento de la fecundación y no puede frenarse arbitrariamente, así como las parejas deben estar conformadas por un hombre y una mujer y no por dos personas de mismo sexo. Al hacer parte de las políticas nacionales a las creencias religiosas, el sistema se vuelve cerrado y para aquéllos que no están de acuerdo, resulta difícil cambiar el modelo dado que el Gobierno de turno es el que definitivamente toma las decisiones.
Cuando una persona tiene a la religión en su vida con una dependencia absoluta, se vuelve fanático. Las religiones basadas en el cristianismo, se basan en el sufrimiento de Cristo y por tanto las personas viven pagando constantemente sus pecados en un estado de sufrimiento y agradecimiento permanente. No así ocurre con las creencias orientales basadas en las energía y en la sanación.
El laicismo quisiera obtener del gran sistema conformado por los diferentes sistemas cerrados, una visión universal y no ligada a ninguna creencia religiosa particular. En este sentido, un gobierno laico escucha a todos los credos sin embargo no permite que ninguno determine lo que se puede y lo que no se puede hacer. De esta forma, son las leyes las que dominan el comportamiento de las personas en civilidad y no los miramientos religiosos o subjetividades de lo que estaría bien o mal bajo la mirada de la Iglesia.
Se define sistema cerrado como aquél que no interactúa con otros agentes situados fuera de él y por tanto no está conectado de forma casual ni correlacional con nada externo a él. Claramente, es poco probable que una iglesia o institución religiosa sea absolutamente cerrada, ya que está conformada por personas que alternan con distintas realidades en el día a día, sin embargo al estudiar una iglesia en particular, entendiendo sus criterios, sus conceptos sobre la vida y la muerte, sobre la creación del ser humano e incluso la forma en que un ser humano se desenvuelve en el mundo debido a su religión, podría considerarse cerrado.
Haciendo un análisis desde otro punto de vista, al conocer el Budismo me fue posible entender que existen religiones cerradas y otras abiertas, de acuerdo a lo que se entiende por intercambio de energía. Un sistema abierto interactúa con otros agentes y se relaciona con factores externos a él. En este caso, el Budismo no se basa en el sufrimiento sino en cómo aliviarlo, en centrar las energías en el ser humano y permitirle encontrar el camino de la sanación personal, comprendiendo y dominando las energías de su entorno. De esta forma, si bien igualmente es una creencia cerrada, no tiene sus fundamentos en reglas predeterminadas que deben seguirse por imposición sino que permite a cada persona comprender el medio en el que vive.
Consideremos ahora la mirada de un ateo o de un agnóstico. Son sistemas abiertos, no esquematizados ni dominados por creencias determinadas. La diferencia entre uno y otro es más que nada la sustancia. Ninguno cree sin embargo el agnóstico no puede demostrar la inexistencia y por tanto tendería a ser un poco más curioso. Suponiendo que un agnóstico quisiera de alguna forma demostrar que no existe ninguna divinidad, tendría que estudiar cada religión y analizar cada uno de sus fundamentos de modo de crear un antihipótesis. Tomar lo existente y desmentirlo. En ese proceso de recopilación de información podría eventualmente encontrarse con información de su interés y tomarla para sí. No es desconocido que personas que se han definido agnósticas o ateas en su vida, a partir de algún evento en sus vidas cambien de opinión y
se conviertan a alguna religión. Numerosos casos de presos que se han convertido al evangelio y han transformado sus vidas para siempre. Entonces, a pesar de la mirada incrédula de aquéllos que no profesan religiones, a veces este sistema abierto se transforma en un sistema cerrado, no obstante, en este caso es por opción, lo que se contrapone a lo que se comentaba al comienzo de este ensayo, con respecto a que la formación desde el nacimiento en torno a una creencia convierte a un ser humano en creyente por repetición de ideas por parte de sus padres y por
formación.
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