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viernes, julio 13, 2018

¿Sabemos escuchar?

Me pasa que me cuesta retener el nombre de una persona cuando me la presentan de forma repentina. Ya sé que está mal. Ni siquiera es que se me olvide, lo oigo pero mi cerebro no lo procesa: no lo escucho. Como se ha repetido en varias ocasiones y ya tengo conciencia de esto, intento que no me vuelva a pasar, pero curiosamente, cuesta más de lo que uno cree.

Hace días que le estoy dando vuelta a los conceptos oir y escuchar y a cuánta atención ponemos a las personas cuando nos hablan. La diferencia entre estas dos palabras, aunque para muchos sea lo mismo es que escuchar es un acto voluntario que implica poner atención y entender lo que otra persona nos dice y oír es sólo percibir sonidos por medio del oído. La razón de este análisis es que me he dado cuenta que se podría diferenciar a las personas de acuerdo a su forma de comunicarse y sobretodo en su capacidad de escuchar. Me he estado haciendo algunas preguntas:

¿Realmente sabemos escuchar al otro sin que nos invada una necesidad intensa de contar inmediatamente lo que nos pasa a nosotros?

¿Somos capaces de retener por más de un momento lo que conversamos con otra persona?

¿Nos interesa escuchar al otro o sólo nos importa hablar y no escuchar?

He observado situaciones que se me han repetido con algunas personas y he notado de que a veces también cometo el error de no escuchar de verdad. De acuerdo a esto, es que se me ocurrió categorizar a 4 tipos de personas. La primera creo que es la que me ha tocado presenciar la mayor cantidad de veces. Supongo que de alguna forma, todos caemos en esta categoría más de una vez:

1. El egocéntrico (Quien sólo quiere ser escuchado): La respuesta a casi cualquier comentario que uno le pueda hacer es "a mí también". ¿Se han fijado? Le cuentas algo que te pasa e inmediatamente responde que también le pasa lo mismo o a su hijo o a su cuñada o a su vecino o a quien sea. Pero siempre tiene una historia mejor la tuya con respecto a lo que a ti pasa y finalmente termina hablando de su idea y le importa un carajo lo que a ti te ocurre.

Ejemplos de mi vida real:

A. Yo: "Me duele el estómago"
     Él: "A mí también y eso que no comí nada malo. Deber haber sido el trozo de torta que comí ayer que me cayó mal. Es que sufro de problemas del colon, entonces no me cuido... blablablá"

B. Yo: "Voy a tener que viajar porque murió un familar"
     Él: "Oh qué pena! Yo también fui hace poco un a funeral. Era de la mamá de un amigo y la señora era muy querida, cuando éramos chicos nos daba harina tostada... blablablá"

Este mismo tipo de persona se desespera cuando hay una reunión de varias personas y que al salir un tema de su interés, lo único que hace es tratar de meterse entremedio para dar su opinión o comentario, en vez de terminar de escuchar al resto lo que tiene que decir. He presenciado a personas que están con la palabra de inicio de una frase en la boca y la repiten insistentemente tratando de interrumpir al que está hablando.

Lo otro que hacen es que te llaman por teléfono sólo para hablar ellos y resulta complicado cortar porque no dejan espacio para decirles que estamos ocupados o que tenemos que cortar.

Incluso me pasó con dos prsonas a las que les decía por teléfono que tenía que ir a ver a mi hija cuando era más chica y seguían hablando como si nada, en vez de decir: "anda, hablamos en otro momento".

En esta categoría predomina el ego por sobre todas las cosas. Sinceramente, cuando ya descubro a personas que son así de forma habitual, evito entablar conversaciones muy largas con ellas. Siento que son una pérdida de tiempo. Y aquéllas que fueron parte de mi vida alguna vez, las alejé por lateras.


2. El adivino: También hay unos que son adivinos. No dejan terminar de hablar a la otra persona y asumen que su contraparte quiso decir algo, aunque no sea así. Termina las frases de otros y muchas veces se equivocan en sus impresiones. Esto se ve muchas veces, sobretodo en entrevistas que he escuchado últimamente.

3. El mudo (escucha pero no habla): Este tipo de gente es ideal para el tipo A. Como no hablan, se dedican a escuchar pacientemente o se ríen o miran mientras los demás conversan. Conozco personas que tienen ese don de escuchar a otros por horas. Por un lado los admiro por la paciencia, pero por otro, los encuentro lo más lateros que hay. Porque cuando uno quiere entablar una conversación con ellos, es imposible sacar más de un monosílabo como respuesta, no se explayan, no opinan de nada. Pareciera que a esta vida no vinieron a comunicarse. Supongo que dentro de los factores que los hacen ser así está la timidez o la introversión, pero es bien fome tratar de conversar con alguien y que no hable. 

4. El entrevistador (se dedica a preguntar): Se dedica a preguntar todo el tiempo sobre ti. Saca información fácilmente por la forma que tiene de conversar. A veces es persuasivo, te escucha y opina lo que le comentas y te vuleve a preguntar. Para los que son buenos para hacer esto, es fácil que termine cayéndote muy bien, porque de alguna forma te sube el ego, ya que te mostró interés todo el tiempo.

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Es habitual que cuando alguien cuenta una situación que le ocurrió, transforme las ideas, sobretodo si ya ha pasado mucho tiempo. Es muy fácil olvidar una conversación completa y por ello tendemos a trasmitir lo que nos pareció escuchar, lo que sentimos y muchas veces se tergiversa el mensaje por no haber logrado retenerlo por completo. Si fuéramos más concientes de que cuando escuchamos debemos poner atención, se evitarían varios conflictos entre personas. Entre el que "yo le dije", "ella me dijo", "no me acuerdo bien, pero me pareció escuchar que..." se presta para malos entendidos. La mala comprensión auditiva tiene que ver con la falta de concentración, pero creo que también se debe a que no estamos dispuestos muchas veces a liberar nuestro ego y dedicarnos 100% a otro. Obviamente que si pasa algo muy abrupto y que nos hace alterarnos es menos probable que podamos recordar porque además le estamos agregando emociones al relato.

¿No les ha pasado que te estás dando un tiempo con tu hijo para jugar y revisas el teléfono a cada rato por si hubiera algún mensaje?

¿O vas a una reunión y tu jefe contesta todos los llamados mientras tú tienes que esperar a que deje de hablar con otras personas para retomar lo que se estaba hablando?

¿O estás conversando con una persona y te pones a responder mensajes mientras te habla y asientes para que creas que estabas poniéndole atención?

¿O cuando alguien interrumpe y al tratar de volver a la conversa, se te olvida de qué estaban hablando?

Dejo planteado esto, dado que hace tiempo que tenía el post en borrador y ahora me hizo ruido al terminar de leer el libro "El Secreto de las Siete Semillas" de David Fishman que complementa justamente el concepto del ego y que muchas veces nos supera porque no tenemos control sobre él. Por otro lado, el libro "Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva" de Stephen R. Covey, también trata en una parte del libro sobre lo mal que algunos se comunican producto de atender mucho más a lo urgente y no a lo importante, reflejado por ejemplo, en la situación que vivimos a menudo cuando alguien contesta su teléfono y nos hace esperar.

Dada esta toma de conciencia, intentaré poner mucha más atención en las conversaciones. No se trata de ego por mi parte, al menos no lo siento así, si no más bien a veces pierdo el hilo de la conversación porque me pongo a pensar en otra cosa. Supongo que todos tenemos un poco de cada una de las características de los tipos que se me ocurrió clasificar, pero hay que esforzarse por realmente escuchar de forma activa a los demás y si no nos interesa una conversación específica, tratar de desviar el tema para otro lado, decir que no quieres hablar de eso y como última estrategia, fingir tener que hacer algo más y escapar jaja, pero si estamos dispuestos a conversar, al menos hagamos el intento de escuchar.

Más temas como éstos en mi cuenta de Instagram en @organiza_y_simplifica_tu_vida y @lore_ortizj

Si quieres, déjame un comentario. Lo agracederé mucho.
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LAFÜ

sábado, agosto 04, 2007

Ego, ego

A veces siento que soy diferente porque me fijo en TODO… y voy pensando por la vida “Voy a escribir sobre esto”…
Producto de ese “don” es que tengo temas para escribir, porque escribir poesía no me gusta mucho (me aburre), noticias varias no me gusta comentar, no hablo de farándula porque es un tema inútil para mi gusto, no hablo de fútbol porque no soy fanática y no me interesa…

Y así, sumando temas de los que no escribo, por descarte entonces llego a esta línea editorial un tanto egocéntrica que me hace parecer ante sus ojos como una mina que se jura perfecta, que cree que todo lo que piensa está bien, que se queja de los cuicos, de los rotos, de los de derecha y los de izquierda, que cree que la gran mayoría de las personas está equivocada y espera que los lectores la apoyen en sus afirmaciones… esta mina es quejona, alegona… rebelde, se cree Diva… dice llamarse Demonio pero en la intimidad es más dulce que un Candy, y en realidad no es ni perfecta ni diva.

Y para qué todo esto… para demostrar que tengo ciertos rasgos de egocentrismo, pero no soy la única… Ego, ego…

Un ejemplo claro de ego y de individualismo puro aparece cuando uno maneja un auto… uno siempre quiere “ganar” espacio en la pista, si el del lado señaliza que quiere cambiarse a TU pista, no lo dejas porque te interrumpe, pero no falta el barsa que se tira encima igual y uno alega porque el tipo es muy patudo…

Me han dicho varias veces (mi copiloto): “para qué lo dejaste pasar, viste que te adelantó” a lo que yo respondo: “déjalo, a mí no me afecta, no voy apurada”… El conductor siempre va apurado… siempre necesita adelantar, es algo inherente a su calidad de conductor… es cierto... yo no soporto avanzar a 50 km/hr… me aburre, me estresa… me gusta la velocidad, obviamente moderada, y me cargan aquéllos lentejoides que van por la calle como si anduvieran en un tour conociendo la ciudad.

Tantas veces se ha comentado la agresividad del conductor (peor es cuando se trata de choferes de micro o de colectiveros)… el vehículo se vuelve el arma de ataque… ataque contra otros vehículos y contra peatones que cruzan a mitad de cuadra también… nadie se salva… eso es lo más terrible. La única forma de frenar a los cínicos al volante es que al mismo tiempo circule un auto o moto de carabineros… Lo he visto, por lo que lo aseguro.

Los peatones, como ya lo decía, cruzan en cualquier parte: eso los hace individualistas y más encima suicidas involuntarios… juran que el conductor puede frenar el vehículo de un zuácate… el auto en movimiento lleva inercia, y por eso no puede frenar al instante y se arrastra un poco con ese chillido infernal de sale de las ruedas… ¡¡Mala onda los peatones!!! Todos somos peatones irresponsables en algún momento del día, así es que el palo se reparte entre todos.

Me ha pasado tener que frenar aunque yo tenga verde para que algunos personajes puedan cruzar con toda calma… el bocinazo es algo que sale natural en esas ocasiones… Y también me ocurrió que estando en una vereda esquina para poder cruzar, un autito Meche pasó tan cerca que tuve que correrme hacia atrás porque al loquito se le ocurrió pasar por sobre la cuneta.

Individualismo… “No me importan los demás por eso boto el papel del helado en la calle, por eso tiro las cáscaras de naranja por la ventana de la micro, por eso empujo enérgicamente excusada en un “permiso” que se escupe por costumbre, guardo puesto en la fila a 10 personas, total yo voy primero, en el estadio grito garabatos porque en mi casa no me dejan, dejo la mano puesta sobre la bocina 20 segundos porque me encanta hacerlo cuando voy apurada… Me da lo mismo lo que pase con el resto, si a otro le molesta que se aguante, porque YO siempre soy más importante.”

Ego: “Blog blog blog, yo yo yo yo … Fotolog, fotolog, fotolog… diarios de vida., soy yo, muy importante, la mejor de todas, la que nunca se equivoca, la que no reconoce errores, la que le echa la culpa a los demás de los fracasos personales, la que cree que siempre tiene la razón, la que pide que le digan el flog que se ve linda, guapa, bella o rica, da lo mismo…”

Jjeje… exageración al máximo… Ojo que no hago TODAS estas cosas, las del item “individualismo” por lo menos ninguna… jajajaja, pero es verdad que siempre tengo que dar mi opinión y no me quedo nunca callada, y a veces peco de creer que siempre tengo la razón, aunque sé reconocer mis errores.

Y tú, qué tan egocéntric@ puedes llegar a ser???