Ayer moví de lugar la caja donde guardo mis esmaltes de uñas. Hoy desperté y la abrí. Los revisé uno por uno y por un lado me di cuenta que tengo varios en el mismo color y por el otro, varios ya estaban secos o poniéndose duros.
Elegí algunos para mantener por si me dan ganas de usarlos, le dije a mi hija que eligiera los que le gustaran y los que quedaron los llevé a la oficina para regalarlos.
Anoche publiqué la venta del estante que estaba en mi leñera y ya tengo una compradora. Se lo llevará una vecina, por tanto nos ahorramos el traslado y el tiempo de espera.
Revisé mi correo y decidí eliminar mi suscripción de las paginas de tiendas que me bombardean diariamente con ofertas y descuentos. Me molesta tener que estar vaciando la carpeta de spam permanentemente y además que más de una vez he caído en la tentación de comprar por esas ofertas malditas. No más. Adiós Sodimac, Easy, Homy, Dafiti, Ripley, Falabella, Paris, Groupon, etc... No quiero hacer propaganda, pero son las que siempre me invaden.
Debo continuar con el orden de la leñera durante el fin de semana y revisar algunos papeles que tengo guardados desde hace 20 años cuando escribía poesía y textos en hojas sueltas. Quizás podría darme el trabjo de escanearlos y guardarlos todos en digital. Pierden la esencia del "escrito a mano", pero ya han pasado muchos años guardados, esperando que alguna vez se me ocurra volver a leerlos...
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