Volví a mis andanzas de vendedora ambulante en la galería del Foro de la U de Conce.
Soy adicta a vender todo… Todo lo que “ya no sirve”, lo vendo…
Y ayer me instalé, después de harto tiempo fuera de las canchas, a vender ropa en la Feria de las Pulgas. Una de las grandes razones por las cuales no me había puesto mi stand es porque no tenía nada que vender.
En un arranque de orden absoluto decidí que había que eliminar algunas cositas del clóset (cajoneras y demases) ya que he ido adquiriendo nuevas prendas que van dejando de lado otras pilchas… estas pilchas, que están en excelente estado pero que por mil motivos no uso, son las que me propuse vender.
Y vendo barato… las chaquetas de mezclilla a luca y media, o sea, una ganga. Y en muy buenas condiciones.
Se preguntarán ¿por qué tan barato?
Porque la experiencia me fue demostrando que cuando uno realmente quiere vender tiene que vender barato para vender harto. Sobre todo tratándose de ropa usada. Y en un lugar de paso de estudiantes que anda con suerte con la plata para el pasaje de micro o para ir a tomarse una chela con los amigos o para sacar fotocopias, es difícil tener un público cautivo de algo que en realidad no estaba en sus planes. Por lo tanto, yo no cobro más de 2 mil pesos por alguna prenda. Porque yo no vendo mis cosas por necesidad, es más, podría regalarlas… pero mi filosofía es ambiciosa… si le puedo sacar algún provecho, por muy pequeño que sea lo voy a hacer…Tengo visión emprendedora... a pequeña escala pero lo soy.
Mis vecinas feriantes, por lo que pude notar ya que no pregunté, compran la ropa en la Americana y la revenden. Ahí está la GRAN diferencia con mis productos. Los míos eran ropa que yo usé, de marcas conocidas, de modas que aún no están muy obsoletas y son de excelente calidad (no me compraría cualquier cosa, por eso lo digo con tanta seguridad), en cambio ellas vendían ropa o muy floreada, o muy rayada o muy fea… pa’ qué estamos con cosas, había ropa harto fea… otras chicas vendían collares y pulseras de mostacillas. Yo no uso esas cosas, pero era una linda artesanía en colores brillantes… se los recomiendo.

Y mientras estaba sentada en el suelo esperando a alguna posible compradora (también compran hombres para las hijas o pololas) me dediqué a mirar, a hacer PEOPLE WATCHIN’:
Se acuerdan del comercial de “no me acuerdo qué” donde había un tipo barriendo al borde de la carretera y escuchaba pasar un vehículo del que sólo se escuchaba GUERAPA’ (get up con efecto doppler)… para los que sí se acuerdan, bueno, me pasó algo similar. GRACIAS A MI AMIGO RODRIGO TENGO EL VIDEO PARA QUE LO VEAN... CLICK
Pasaba mucha gente y cada grupo de personas con un cuento diferente… yo alcanzaba a escuchar a lo más una o dos frases de sus conversaciones, pero resultó interesante ver cómo cada loco tiene su vida, su tema, su conversación…
* “Estaba rica, si yo te había dicho”, * “Pero tú tenías que conseguirte el libro…”, * “Puta que lo pasé la raja”, * “¿Y tú creí que lo tengo que llamar?”, * “¿¿Ahí estoy bien o me corro más atrás?? (una mujer tomándose una foto al lado de la escultura de Enrique Molina G.)”, * “Ya, ¿y a qué hora nos juntamos?”, * “¡¡Cuidado baja por la bajadita y no la escalera!! (mamá advirtiendo a la hija en bicicleta)”, * “¿Me compra una rifa? (un niñito vendiendo números de rifa trucha)”, * “Mira qué linda esa polera (joven damita mirando mi ropa en venta)”, … etc…
Haciendo el flujo de caja, gané en 3 horas y media $10.500. Considerando que en total la ropa que vendí me costó comprarla casi el 1000 por ciento (o sea, 10 veces más), Ustedes podrían pensar que me cago sola… pero no es así. Esta ropa estaba estancada en un clóset, al fondo de algún cajón o guardada en bolsas esperando algún futuro no muy cercano… yo les di un buen destino y por ahorrar espacio en mi casa, mejor me deshago de lo que ya no se usa… Estoy contenta, porque fue una buena venta para haber sido la primera después de tanto tiempo alejada de estas andanzas…
PS. Si quieren saber más sobre mis ferias de las pulgas anteriores, lean este post…