No sé si a Ustedes les ha pasado que en un momento de la vida entran en un colapso de emociones que hacen que estallen en un llanto desproporcionado y quieren mandar toda la vida a la mierda.
Había sentido emociones fuertes antes... sobretodo en el taller Alba Emoting al que asistí junto a otras mujeres donde nos enseñaron a liberar las emociones a través de la respiración. De acuerdo a la psicóloga existen 6 emociones propias al ser humano y que nos diferencian de los otros seres vivos: la alegría, la ternura, la rabia, el miedo, la tristeza y el erotismo. Esas seis emociones condicionan los estados anímicos de las personas. Los actores pueden desarrollar estas técnicas de respiración para lograr obtener los estados que tanto nos "emocionan" en las películas o teleseries. Nos enseñaron a respirar de distintas formas y en distintas posturas físicas... cuando tuvimos que recurrir a la rabia, creo que fue la emoción más fuerte que he sentido en años. No pude lograr el miedo, la alegría fue casi automática al igual que ternura y el erotismo. Con la tristeza tuve pena de situaciones que imaginé en el futuro, porque no he tenido grandes tristezas que pudiera recordar con tanto dolor, pero con la rabia... ufff se me salió el "conchetumadre!!!" que llevo dentro. A tal punto que la psicóloga hizo un alto, me preguntó qué sentía y nos explicó un poco sobre la violencia de pareja y las distintas formas de abuso. Fue importante para mí entender algunas de las sensaciones que tenía en el momento, pues me abrió la perspectiva de que fui víctima y no debía sentir ni vergüenza ni temor por contarlo.
Hoy fue un día catárquico... o como se diga. Con tanta cosa que da vueltas por mi cabeza entré en un colapso de mierda. Despotriqué contra todo y todos. Este país me tiene chata con sus políticos corruptos y vendidos. Me tiene enferma la discusión sobre el aborto porque creo que cada quien debe decidir qué hacer con su cuerpo y su vida. Me envenena el hecho de que por tener tetas en muchas situaciones nos consideren como seres inferiores, sobre todo en otros países donde ven a las mujeres como objetos vendibles, violables, cedibles y abusables. Me tiene podrida leer en todos lados sobre la Copa América, que si bien me pone contenta, dan ganas de que paren de una vez con el fanatismo exagerado. Me saca de onda la puta ley que quiere hipotecar las casas de los jubilados. Me caen mal que atribuyan las cosas buenas que ocurren a un ser superior en el cual no creo. Me apesta que haya tanta desigualdad de salarios y que se discuta por un par de lucas del sueldo mínimo en vez de fijar un sueldo digno. Me enrabia que se contamine tanto nuestro planeta, que no haya políticas claras con respecto al reciclaje en este país y que no se cuiden los recursos naturales. Me tiene tostada que hayan tantos perros vagos buscando hogar y tanto weón maltratador. Me indigna que haya humanos que se caguen al resto abusando de su buena voluntad. Me tiene cabreada tanto pelotudo que maneja como si fuera dueño de las vías y de que los cuidadores de autos crean que eso es u trabajo y que más encima se sientan con el derecho de cobrarte por hacer nada. Y así un sinfín de injusticias, mierdas, cosas que me pasan a mí y al resto, la poca estabilidad laboral que hay cuando trabajas en obra y un cuanto hay de caca que da vueltas en mi cerebro pensante.
No estoy tan loca como llegué a pensar. Las catarsis son relativamente normales y averigüé sobre eso. Voy a copiar el texto, citando a la fuente en el enlace para que no parezca hurto de información, sino más bien un préstamo para poder compartirla.
Cuando las emociones nos bloquean y nos saturan, intentamos poner auto-control.
Nos han enseñado que no está bien llorar, ni que nos vean mal. Y por eso, procuramos presentarnos ante los otros, enteros, felices, fuertes, aunque por dentro estemos a punto de estallar, y nos sintamos vulnerables, débiles, emocionados…
Así, procuramos esconder lo que sentimos, reprimirlo, vivir como si no me sintiera como me siento, es decir, negándome a mí mismo/a.
Y llega el día, en el que no puedo más, me siento cansado/a, agotado/a, con ganas de dejarlo todo, y ese día, me desbordo, mis emociones se desatan, no puedo controlarlas, afloran sin permiso, y me siento muy mal…
A la misma vez, mi cuerpo responde físicamente dolorido, con enfermedad, reacciones físicas, molestias…
Eso es la Catarsis Emocional, cuando sufro un colapso emocional, mis emociones me bloquean, me paralizan, ya no puedo ser fuerte y contenerlas, me siento vencido, pequeño, como si el mundo fuese un lugar peligroso para mí, todo me daña, y me causa dolor, nadie me comprende…
Es precisamente éste momento catártico, el que he querido evitar durante mucho tiempo, durante el cual me he mostrado fuerte, impasible, valiente y por ello había conseguido el “auto-control”, tan necesario para sentirme equilibrado/a.
Sin embargo, todo recipiente acaba llenándose, y tenía que ocurrir.
Si analizamos y observamos la “explosión emocional”, nos daremos cuenta de que no surgió de la nada, sino que durante un tiempo impredecible, he estado “aguantando” y no permitiendo que aflorasen mis sentimientos más profundos, algunos, inconscientes. Por tanto, podríamos decir, que si los negaba, no les permitía salir, en realidad, no los aceptaba.
Y si seguimos buceando, quizás descubramos pensamientos de “auto-exigencia”, como por ejemplo, “tengo que estar bien”, y por ello, me reponía, ocultaba mis emociones más profundas, y “gracias a ello”, podía seguir viviendo, con la sensación “falsa” de control y equilibrio.
Es necesaria ésta explosión catártica, para la “salud emocional”, si llegamos a éste nivel de negación emocional.
Sin embargo, es más saludable no llegar hasta aquí. Para ello, desde la primera emoción o sentimiento, me permitiré vivirla en toda su expresión, aceptando que “soy humano/a, y tengo emociones”, valorando éstas como parte de un proceso de aprendizaje, crecimiento, cambio y maduración.
De ahí, que es necesario encontrar vías sanas de expresión de las emociones, no dañinas para la propia persona, ni para los demás, y donde sacarlas, expresarlas, gritarlas, contarlas, llorarlas…Y liberarse de ellas.Toda represión es negativa, hace crecer las emociones en nuestro interior con más intensidad y dolor. Pues están sin resolver.
Toda expresión “controlada” es terapéutica, liberadora. Y esto supone aceptar las emociones, hablar de ellas y no ocultarlas. A esto le llamamos Inteligencia emocional.
Para ello, es indispensable, perder el miedo a sufrir, a sentirse vulnerable ante los demás, ya que el mayor dolor es el que no se expresa, y la mayor vulnerabilidad es la presión de ocultarse, y no ser uno/a mismo/a.
Esto me a ayudado a aclarar mi mente sobre situaciones que e estado experimentado, gracias por compartir
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