Siempre he querido correr pilucha por la playa, revolcarme y después meterme al agua helada y salir, nuevamente corriendo, a secarme al sol, taparme con un chal y tomar café bien caliente... Y me acordé entonces, de Palomita Blanca de Enrique Lafourcade.
"Valparaíso estaba lindo y bajamos por una avenida llena de curvas... Estaba lindo a pesar de que estaba bien nublado y hacía frío, pero igual Juan Carlos tendió el chal en la arena y trajo una botella de coñac, y yo también me tomé un traguito y me sentí mucho más repuesta, y nos tapamos con el chal y Juan Carlos me abrazó y yo creí que me iba a morir. Me abrazó, nada más, y sentía su cuerpo y yo temblaba y era como que me dieron ganas de ponerme a llorar o de haberle dicho una tontera porque él se había quedado traspuesto entre mis brazos ..."
"Y como ahora ya hacía reharta calor, Juan Carlos volvió a decir que teníamos que bañarnos, pero yo no tenía cómo, y le dije que había traído traje de baño, aunque la verdad era que no tenía..."
"Entonces, se levantó, recogió sus cosas y partimos a buscar una playa hacia Concón y llegamos a una playa, pasado Concón, una playa larga y donde no había un alma y Juan Carlos, más loco, se metió por la arena con el auto, por la espuma y se reía y el auto se levantaba como una cortina de agua por los lados y yo tenía miedo porque era como peligroso... Y comenzó a sacarse la ropa. Yo lo miré aterrada. Era blanco, bien blanco, y cuando estuvo desnudo... - ¡Desnúdate! - me dijo, serio. Yo, la pura, que tenía más vergüenza. Nunca me había desnudado antes. Nadie me había visto desnuda nunca... Y no supe qué hacer, pero Juan Carlos, sin preocuparse, comenzó a caminar hacia el agua y me dijo que me apurara, te espero en el agua, me dijo, estaba como seguro de que yo le iba a hacer caso, y comenzó a caminar dándome la espalda, y él no tenía vergüenza alguna y entonces me decidí, que lo peor era que me hubiera visto cuando me desnudaba, porque tenía los pantis con dos puntos corridos, y el sostén estaba medio roto y agarrado con un alfiler de gancho. Miré para todas partes y no había nadie, y entonces me desnudé y guardé bien escondida la ropa y era rico el sol sobre la piel, y al principio me tapé con la mano, pero siempre me faltaba una mano, pero después me puse a caminar sin taparme, porque pa' mí que me veía medio ridícula. "
"Y se puso a correr y yo detrás, y él no me soltaba de la mano, y me hacía correr más ligero y corrimos por la playa, saltando entre los huiros y corrimos, y después, de vuelta y ahora yo estaba que apenas podía respirar, aunque se me estaba pasando el frío y fuimos después hasta donde él había dejado el auto, y él sacó una manta y me la puso y me ofreció un trago de coñac que ahora sí que me gustó y que me hizo bien. "
Me encanta este libro, lo he leído 4 veces y creo que lo leería 15 ó 20 veces más... Me hubiese encantado haber vivido en esa época y no ésta... jaja... soy una hippie que no pudo ejercer... aunque supongo que hubiese sufrido por represiones machistas grgr...