
Se va este año 2010.
...
Porque vida hay una sola y yo quiero vivirla lo mejor posible.
...
Las promesas son para cumplirlas, los compromisos son para hacerse cargo.
Últimamente he puesto mayor atención a un hecho que ha comenzado a darme un asco atroz.
¿Qué hace Usted cuando quiere dar vuelta una hoja de un libro, o contar muchas hojas, o revisar un talonario de cheques, o desea abrir una bolsa plástica separando sus paredes?
Pues, se chupa los dedos. En un acto consciente o inconsciente Ud., se lame uno o dos dedos para realizar esta tan simple acción.
Nunca había puesto atención a tan insignificante “labor” hasta que en una panadería de San Pedro, la mujer detrás del mostrador que vestía gorro anticaída de pelo, delantal, mascarilla y guantes, para separar un pedazo de bolsa plástica en la que irían un par de láminas de queso, después de varios intentos de separación “en seco” optó por meter uno de sus dedos en su boca (por detrás de la mascarilla) para lograrlo. Quedé impactada. No supe qué decir y por lo tanto no dije nada. No era mío.
Y después de esa situación inquietante me fui dando cuenta que una persona que me visita cada cierto tiempo en la oficina se lame los dedos con tanto fervor que siento que muestra su lengua desde el interior para sacarme pica, como diciéndome, “te voy a dejar todas tus hojas babeadas”.
Definitivamente, esto del lamido de dedos me tiene trastornada. Lo mismo me ocurre cuando veo que alguien se limpia la nariz tranquilamente con un dedito y después se apoya suavemente en el “caño” de la micro, o me da el vuelto de alguna compra de comida.
No sé si la solución sea andar con un dedal de goma en el bolsillo, pero este hecho tan simplón, me tiene bastante desconcertada y le estoy tomando una fobia incontrolable…
SLURP!!!
Estamos a punto de celebrar nuestra famosa cumbre Guachaca (13ª) y se me ocurre recordar cosas tan guachaquientas como cotidianas en nuestra cultura popular urbana.
Durante el invierno, era famoso el membrilo machucao que había que patear, golpear, lanzar al aire (o lo que a Usted se le ocurra) para comerlo con sal en una servilleta durante el recreo a la salida de clases. Lo mismo con la nalca que venden en carretones. Yo jamás la he probado, dicen que se parece al apio. Confieso que lo encontraba rasca, pero creo que ya estoy en condiciones de pasearme libremente por la calle con una nalca bajo el brazo e incluso repartiría pedazos si es que alguien me pide. Las ciruelas verdes con sal… otro comestible típico, y que tampoco me di el “lujo” de compartir.
Hay una etapa en nuestras vidas en que no queremos parecer rascas, pero con la edad uno se va dando cuenta de la superficialidad de ciertos asuntos que a estas alturas ya dan lo mismo. Años atrás hubiese pensado que ir a un concierto de “La Noche” o de “Américo” era la peor de cuma, pero resulta que ahora escuchar boleros o cumbias está súper de moda, y resulta casi incomprensible que alguien no se sepa al menos una canción de esos cabros de clase humilde que han surgido por talento y por la aceptación de ese público que ha aprendido a querer sus orígenes y costumbres asociadas por lo general al campo, a la radio rasca de la micro o al lumpen.
Si bien, muchos aspiramos a tener un auto topísimo, también resulta de culto tener un Fito o un Escarabajo, que aunque sus motores suenen a veces como cachurretas y haya que empujarlos para partir uno termina admirando a su dueño por elegir ese modelo.
Condorito o Barrabases son revistas que han sido parte de nuestra historia… Incluso hay un Barrabases del Mundial en África, que ya adquirimos en mi casa. Tenemos muchos Condoritos empastados por idea de mi papá que creo que con los años han ido adquiriendo un valor agregado, sólo por ser parte de nuestra cultura.
Qué más Guachaca que escuchar un Zalo Reyes con “Prisionera” o a Claudio Reyes con “La Tarde está llorando”. Incluso hablar de Pablito Ruiz, de Yuri, Cecilia, Aleste aunque sean enfermos de Kitsh nos sabemos una que otra canción y podemos tararearlas…
Nos hemos vuelto más tolerantes con la diversidad. Estamos en una época en que los recuerdos nos hacen partícipes de conversaciones… Es muy típico recordar los Dibujos Animados de antaño, las tapas de yogurt metálicas, las cajitas metálicas de dulces… Reflejo de querer recuerdos es el programa “Pepito TV”…Ya no es tan rasca tener una radio con cassette en la cocina, usar tejidos a crochet tipo mañanita…Si me acordaba de los calzones de lana, de los bototos tipo rambo, las zapatillas North Star o las Topper y su alternativa Tigre, el Topo Gigio con Raúl Matas, el Guru Guru, el Señor Lápiz y el Tiburón Aterrador, Los Venegas, la Familia Cárcamo, la moda Adrenalina...
Nuestra cultura de antaño se ha vuelto cultura guachaca y siento que es bueno. Las ferias costumbristas han vuelto a ganar popularidad, el mimbre no es un material sólo de campo, tener pailas de greda está in, tomarse una chicha o bailar una cueca es lo máximo, ir al mercado a buscar una cazuela o a una pescadería a comprar empanadas de mariscos también la llevan…
Más guachaca que este post que ni siquiera sé como terminarlo…
Saludos y Viva la cultura guachaca… 4 y 5 de junio se viene con todo