Este tema lo vengo preparando desde que empecé a tener conciencia de ser mujer era más que usar faldita y jugar a las muñecas. Claro que tuve Barbies, pero prefería jugar a los autitos o con mis Playmobiles...Con el tiempo me fui dando cuenta de la marginación, de la subestimación que se tiene con respecto a nuestras capacidades y habilidades. No había tenido el tiempo ni el espacio "físico" suficiente para poder explayarme, por lo tanto, creo que éste es el momento y el lugar indicados para echar a correr mis dedos y adentrarme en esta sociedad machista analizando todos los por qué de mi feminismo que, creo, está más orientado a la igualdad de derechos...

Estudié en colegio mixto. Nunca tuve clases separadas de mis compañeros. Educación física para todos por igual y Técnico Manual igual para todos. Me tocó clavar, aserruchar, tallar, pulir, etc, y jamás fue para mí un impedimento. Años atrás a las niñas las hacían aprender a bordar y coser botones y los varones hacían trabajos "más duros". Pero, afortunadamente, a mi generación del colegio no le tocó vivir eso.
Me gusta hacer trabajos pesados, claro reconozco mi "incapacidad" de levantar pesos por sobre los 30 kilos con facilidad. Primero porque es un pco más de la mitad de lo que yo peso, no tengo los músculos suficientes y además tengo 3 discopatías en la zona lumbar queno permiten hacer trabajo en esa zona. Pero si tuviera las condiciones, lo haría. Podré usar el taladro, colgar repisas, cortar leña, nada de esto es impedimento para mí. Y si me quiebro una uña, me la limo y crecerá de nuevo.
Lamentablemente, hay mujeres que no están dispuestas a hacer estas tareas que la sociedad llama “para hombres”. Por comodidad o porque asumen que es pega de hombres...Clásico es el regalo para el día de la Madre una lavadora, refrigerador, secadora de ropa, lavavajillas. En la tele los comerciales de detergentes y ceras para piso son para un público generalmente femenino, no hay mujer más feliz si no limpia los muebles de la cocina con el susodicho producto. Y por el otro lado, el día del Padre invita a comprar cajas de herramientas, afeitadoras, maletines para ir a “trabajar”. Si la tele lo dice, entonces habrá que creerle. Estamos condenadas, lo queramos o no. Sé que por más que me oponga, voy a tener que ceder en algún momento.
Vivimos en esta sociedad machista, con hombres que creen que las mujeres estamos para lavar, cocinar, planchar, criar guaguas, ir a la peluquería, hacer dieta y vernos regias cuando "nos saquen a pasear". No podemos decidir si queremos o no ser madres porque al parecer nuestro cuerpo no nos pertenece del todo. El Opus Dei no permite que tomemos pastillas anticonceptivas porque afecta a la vida...¿De qué vida estamos hablando? ¿De la vida que se vive o la vida que vive?
De todas formas sé que mis alegatos son super light en comparación con lo que sufren mujeres en otras partes del mundo. Encontré esto en internet. Lo copié porque resume lo que quiero decir, y contiene datos que no estaban en mis conocimientos.
"En el mundo entero, millones de mujeres viven en condiciones de privación máxima y atentados contra sus derechos humanos fundamentales por la simple razón de ser mujeres.
En conflictos bélicos, como los de Sierra Leona, Kosovo, la República Democrática del Congo, Afganistán y Ruanda, los combatientes y sus simpatizantes han violado a mujeres como arma de guerra con impunidad casi total.
El maltrato hogareño de las mujeres por los hombres en Pakistán, Sudáfrica, Perú, Rusia y Uzbekistán alcanza un nivel increíble, mientras que estos gobiernos, alternativamente, se niegan a intervenir para proteger a las mujeres o a castigar los quienes las maltratan, y cuando lo hacen, es al azar y haciendo sentir culpables a las mismas víctimas.
Como consecuencia directa de las desigualdades encontradas en sus países, mujeres de Ucrania, Moldova, Nigeria, la República Dominica, Burma y Tailandia, son compradas y vendidas, traficadas para trabajar en la prostitución forzada, mientras los gobiernos actúan insuficientemente para proteger sus derechos y castigar a los traficantes.
En Guatemala, Sudáfrica y México, la capacidad de las mujeres para entrar y permanecer en la fuerza laboral se ve obstruida por los empleadores que excluyen las mujeres del empleo con la excusa del estado reproductivo, apoyándose en leyes laborales discriminatorias que además se aplican discriminatoriamente.
En escuelas de los Estados Unidos, estudiantes discriminan y atacan a las muchachas que no se ajustan a los criterios masculinos de conducta femenina, a las lesbianas, bisexuales o transgénero.
En Marruecos, Jordania, Kuwait y Arabia Saudita, las mujeres enfrentan discriminación promovida por gobiernos que las hacen desiguales ante la ley. Estos códigos incluyen leyes de familia discriminatorias que niegan la autoridad legal a las mujeres y la ponen en manos de los varones de la familia, y leyes que restringen la participación de las mujeres en la vida pública.
En todo el mundo, abusos contra las mujeres son incesantes, sistemáticos y ampliamente tolerados, si no condonados explícitamente. A pesar del progreso tan real del movimiento internacional por los derechos humanos de la mujer en la identificación, a pesar del aumento de conciencia y rechazo respecto a las violaciones de los derechos humanos de las mujeres, la violencia y la discriminación contra las mujeres continúan siendo epidemias sociales a nivel global.

Vivimos en un mundo en el que las mujeres no tienen el control fundamental de lo que ocurre con sus cuerpos. Millones de mujeres y niñas son obligadas a casarse y practicar el sexo con hombres a los que no desean. Las mujeres no pueden depender del gobierno para que las proteja de la violencia física en el hogar, incluido el aumento del riesgo de contagio de VIH/SIDA, con consecuencias fatales en ocasiones.
Las mujeres bajo la custodia del Estado se enfrentan al acoso sexual de sus carceleros.
Las mujeres son castigadas por practicar el sexo fuera del matrimonio o con una persona que elijan (en lugar de la que elija su familia). Los esposos y otros familiares varones obstruyen o dictan el acceso de las mujeres a la atención a la salud reproductiva y las mujeres en comunidades desfavorecidas o marginadas son el objetivo de las políticas coercitivas de planificación familiar practicadas por doctores y funcionarios gubernamentales.
Por último, los invito a ver “Represión islámica contra la mujer en Afganistan”.